Bubblegum Bitch

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En la etapa más fructífera de su adultez varios héroes vivían en un edificio patrocinado por la agencia que contaba con la firma de Bakugou. Un enorme complejo lleno de ciertos lujos que solo las personas que trabajaban ahí podían darse.

Algunos de ellos eran inicialmente alumnos de la clase B que habían optado por unirse a la agencia juntando su trabajo con los más conocidos amigos del rubio entre los de la famosa clase A. Una convivencia sumamente conveniente que juntaba varios tipos de poderes capaces de lograr darle a aquella agencia el prestigio y la fama que atraía a varias otras agencias igual de famosas.

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En un punto del mediodía Kirishima por fin volvía de una misión alegre y emocionado perdiendo su tiempo un poco viendo algunos estantes dentro de una pastelería que le quedaba de camino a la agencia. Perdido en emoción sus ojos atinaban a ver un pastel de tamaño mediano de betún rojo decorado con fresas a su alrededor.

Sin poder guardar algo de compostura su boca pedía del postre al repostero saliendo rápidamente del lugar con la impresión de estar siendo observando por todas las personas dentro de la tienda. Muy a pesar de ello sus ojos miraban contento del dulce no pudiendo evitar soltar una sonrisa enorme contra el hecho de que aún se encontraba en calle y en público.

Con el edificio en el que vivía por fin en su punto de visión sus pies le llevaban a pasar de la puerta de seguridad tomando un pequeño camino de desvío directo a su habitación. Ya dentro del complejo sus oídos no podían escuchar otra cosa debido a la alegría que lo comía al ser otro aniversario más que celebraría con el chico que amaba ideando rápidamente una manera de sorprenderlo. Divertido con la idea de sorprender a Bakugou su cuerpo se impulsaba entre los balcones largos que habia entre sus departamentos cuidando mucho de no tirar el pastel que llevaba en una de sus manos.

Sigiloso sus brazos le impulsaban rápidamente para entrar por el estrecho espacio entre el piso y la ventana de la habitación principal de su novio ignorando como extrañamente la ventana siempre abierta del otro se encontraba torpemente entrecerrada dejándole un único espacio delgado para poder pasar, torpe en sus instintos su mano sujetaba del pastel pensando aún demasiado alegre y un poco curioso cómo sería la cara del otro al verle llegar con un regalo tan cursi como lo era eso.

O al menos eso era lo que el creía.

En un solo segundo toda esa alegría se desvanecía súbitamente al escuchar de manera repentina los gemidos roncos del rubio que se combinaban claramente con los de una chica que podía reconocer, sorprendido y sin poder evitar la curiosidad que lo invadía su dedo endurecido jalaba con fuerza de la ventana creando un pequeño espacio abierto en la ventana que se abría de forma sutil.

Sin poder creerlo su cuerpo se tensaba y sus pupilas se dilataban al mirar como aquel con el que llevaba un año saliendo tomaba con fuerza los pechos de Setsuna mientras sus caderas golpeaban con fuerza hacia la chica quien contenta abría la boca completamente excitada por el vaivén de ambos. Sin detenimiento alguno el rubio aumentaba la velocidad de las estocadas en el cuerpo de su compañera levantando de un momento a otro el torso de la chica hacia arriba para dar una total vista de los senos y el abdomen de Setsuna mientras el rostro de ella parecía ahogarse en placer entre sus largos cabellos mojados por el sudor y el completo éxtasis que parecía invadir a ambos.

Completamente en shock el pelirrojo soltaba mareado el borde de la ventana dando tres pasos hacia atrás.

Sin querer, sus manos se tambaleaban un poco cayendo en la cuenta de como había salvado por tan solo segundos el pastel que llevaba en sus manos. Alterado y con sus manos temblorosas Kirishima tomaba firme del pastel tratando de no caerse entre las losetas que había tenido que saltar para llegar hasta esa habitación. Totalmente distraído sus pies le llevaban aun en confusión hacia el borde del balcón de aquel lugar impulsándose a saltar nuevamente hacia la entrada de su propio balcón, dentro de su propiedad sus manos aun temblorosas abrían del ventanal de su habitación cayendo sentado al borde de su cama quedando mudo por completo.

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