El dulce aroma de un día perfecto se filtra por la ventana. Aún con los párpados cerrados me tomo un momento para escuchar las suaves risas de mi familia.
El olor a panqueques hace que levantarme sea sencillo.
Ya aseada, bajo los escalones a toda prisa lista para mi delicioso desayuno y luciendo perfectamente arreglada.
Mamá me muestra una hermosa sonrisa de dientes perfectamente blancos,noto cómo el delicado delantal abraza sus curvas mientras carga un plato repleto de panqueques chorreantes de miel. Mi hermana mayor se levanta rápidamente y me abraza llenándome de una calidez infinita.
Papá indica que nos sentemos no sin antes decir lo orgulloso que está de su familia. Desayunamos tranquilamente conversando de cosas triviales y soltando algún que otro comentario cariñoso.
Somos, sin lugar a dudas la familia perfecta, la familia de ensueño y me siento tan feliz porque cuando todo es tan equilibrado la vida se vuelve fácil.
Tan fácil que a veces olvidas que en el mundo hay personas crueles y en un chasquido de dedos pueden destruir tu pequeño mundo perfecto.Tan fácil que, cuando llegas de la escuela y sientes un fuerte olor a quemado y tu vista logra adaptarse a la oscuridad para encontrar tu casa hecha un desastre, sabes que algo va mal. Al instante cada fibra de tu cuerpo tiembla y se contrae dolorosamente.
Te quedas paralizada porque temes a descubrir que hay más allá. Cada músculo se niega en rotundo a volver a funcionar porque estás aterrada de ver tu casa en penumbras. Casa que sabes, que hasta en la oscuridad más absoluta, siempre hay luz.
Tu corazón bombea sangre a toda prisa y en medio del estado de estupor escuchas sin cesar el timbre del teléfono. El sonido se vuelve agonizante rodeado de este ambiente tan terrorífico.
Mala señal.
<No lo cojas> Pienso inmediatamente. El miedo frenándome y calándome el alma.
Logro dar dos pasos, luego tres hasta que llego al otro extremo sintiendo cómo el suelo cruje bajo mi peso. Con manos temblorosas levanto el teléfono y escucho lo que dicen al otro lado de la línea:
— ¿Es la casa de los Brown?— Doy un respingo porque la voz ronca me sorprende.
<Todo me asusta>
—S..s..sí— Tartamudeo sin poder evitarlo.
— Soy el oficial Smith. Me encuentro en la terrible posición de darle una mala noticia— Hace una pausa que corta mi respiración— , hoy a las 13:00 hemos encontrado el cuerpo sin señales de vida de la señorita Liz Brown. Lo siento mucho.
El teléfono se resbala de mi mejilla y cae haciendo un ruido sordo al chocar contra los tablones de madera. Lágrimas ruedan sin control empapando mi rostro y la bilis sube rápidamente por mi garganta provocando que mi cuerpo se arquee una y otra vez para terminar por vaciar mi estómago.
<Esto tiene que ser una pesadilla>
Me arrastro a la cocina chocando con todo lo que se me atraviese. El hedor a quemado se intensifica con cada paso y cuando llego otro olor se suma a acariciar mis fosas nasales. Es nauseabundo y no lo reconozco hasta que veo todo rojo.
<Sangre> Fuerte y metálico líquido vital.
Mis ojos arden cuando veo la frágil figura de mamá tumbada en el suelo, el cuello desgarrado y el abdomen abierto cómo si fuera un cerdo. La mirada sin ese brillo característico de sus ojos y la mandíbula desencajada. Su cabello castaño y corto está hecho una maraña mientras es mojado por el charco de sangre que impregna todo su cuerpo.
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*Dark Heart*
Mystery / ThrillerToda desconfianza en mínima cuando no sabes quién es el antagonista de tu historia.Cuando puede que seas tú la que encaje en ese papel porque, admitamos que hay algo sublime y hermoso en tener un corazón oscuro latiendo en tus manos. Somos los prota...