Uno

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Haciendo el chequeo en el aeropuerto, mostrando pasajes y llevando las
maletas a su lugar correspondiente, tengo 2 horas antes de abordar mi
vuelo. Ésta es mi segunda escala luego de haber dejado mi país natal,
realmente esto de volar resulta agotador para aquél que no está
acostumbrado por eso voy hasta el cafetín por un café bien cargado
siento que en cualquier momento el sueño puede venir a mi.

Con la taza sobre la mesa, decido estudiar a las personas para pasar
el tiempo. Siempre está el grupo de individuos que no dejan de mover
una pierna, con sus brazos cruzados, sentados frente al tablero donde
aparece la hora de los vuelos; luego aquellos distraídos con los
audífonos en sus oídos y los ojos cerrados siendo transportados por la
música; otros que deben tranquilizar al niño pequeño o perseguirlo por
todo el aeropuerto cuando se le escapan en un descuido diminuto.

También tenemos a los que comen desesperadamente, y por supuesto
aquellos que no prueban bocado ni en el avión. Aunque todos hagan
cosas diferentes pueden pertenecer a un grupo por sus
particularidades, por otro lado están los que estudian el
comportamiento de los humanos siendo sometidos a una espera tal como
podemos verlo en los pasillos de un hospital o en los asientos de una
institución bancaria.

Yo estoy incluida en el último grupo, resulto ser observadora y
haciendo esto el tiempo se va volando. Con el sabor del café en mi
boca me dirigo hasta la caja para pagar, tengo el dinero en realidad
muy administrado pues pronto debo establecerme en otra país, conocer
nuevas costumbres y probar platos típicos. Por eso pago el café y no
decido comprar nada más.

La luz solar invade todo el aeropuerto a través de los grandes
ventanales pero aún así el frío logra penetrar debajo de mi suéter. Me
siento cerca de mi puerta de entrada, el reloj grande de pared muestra
que sólo faltan 15 minutos. Este cambio tan rotundo de vida se debe a
que he sido aceptada en la Universidad en la carrera de Lengua y
Literatura, es un cambio drástico que se ha presentado y he tenido que
arreglar todos los papeles en muy pocos meses.

La verdad esta noticia me agarró desprevenida hasta que me llegó el
correo electrónico esa tarde, realmente estoy nerviosa de lo que pueda
pasar, pues no tengo a ningún conocido en mi país destino eso
significa que estoy sola y por mi cuenta. Un sonido de aviso me indica
que ya puedo abordar, soy una de las primeras en montar el avión y
tomar mi asiento.

El vuelo es de alrededor hora y media, decido reposar durante el viaje
manteniendo firme los pensamientos para pensar positivo en todo
momento. En realidad sentí que pasó muy poco tiempo cuando el piloto
indica que hemos llegado. Una vez retirado las maletas fuera del
aeropuerto me espera un taxi conducido por un señor bien amable y un
acento particular quien durante el trayecto me habla un poco de la
ciudad y los sitios más frecuentados.

Le di la dirección del hogar del Señor y la Señora Buenaventura; ellos
junto con sus dos hijas adolescentes me recibirán. Su localización es
relativamente cerca de la Universidad y estoy sumamente emocionada por
ello. Hoy es viernes pero me toca presentarme el lunes a primera hora.

Así que tengo dos días para instalarme y conocer a mi nueva familia,
el taxista me indica que hemos llegado; la casa es de una planta con un
jardín precioso en la entrada. Llegué al medio día por lo que supongo
deben estar preparando almuerzo. Toco el timbre con un nerviosismo
propio de mi y abre la puerta Leila es la menor pero super encantadora
me invita a pasar y llama a la familia para recibirme.

Es un ambiente acogedor, luego de compartir por unos minutos, contarle
mi travesía y demás, vamos al comedor la comida estaba deliciosa
realmente no había comido nada desde un buen rato y me ha caído como
anillo al dedo. Ayudo a recoger la mesa, ordenar el lugar pero luego
pido permiso para ir al baño, tomarme una ducha e ir a descansar.

Las primeras impresiones han sido muy buenas tanto de mi parte como la
de ellos, tendré mi propio cuarto pues ellos remodelaron el que era de
servicio, lo han comentado durante el almuerzo. Yo me quedo dormida
toda la tarde y despierto a las 6:35 hay un pequeño reloj en el
escritorio. Al salir a la sala ellos comentan si quiero ir a la plaza
a dar un paseo en compañía de las hermanas, estuve de acuerdo en ir,
nos arreglamos para irnos.

De camino al lugar con Leila de 17 años, Isa de 19 años, y mi persona
Lara de 20 años. Pasamos una noche muy bonita, me reí muchísimo con
mis nuevas amigas, comimos pizza en un local muy famoso de la ciudad
estaba exquisito y ellas me contaron un poco sobre sus planes en la
semana, sobre la familia y por supuesto ellas realizaron típicas
preguntas sobre mí.

Regresamos a casa; agradeciendo en todo momento éste recibimiento. El
fin de semana estuvimos todos juntos, compartiendo en familia ellos
decidieron pasarlo en casa y darme ánimos porque se daban cuenta de mi
ansiedad. Ya llegado el día lunes me arreglo para la presentación,
debo mostrar mis papeles y realizar una entrevista para finalizar el
proceso y empezar a estudiar. Son las 7:30 de la mañana así que decido
empezar a caminar hasta la Universidad.

Ya conozco el recorrido, voy dando pasos lentos y calmados aunque mi
corazón esté latiendo rápido. Visualizo la hermosa estructura a solo
metro y medio, explico al vigilante qué vengo a hacer y al momento de
entrar hay estudiantes por todo el campus. Subo al primer piso en
donde está la sala correspondiente, y al dirigirme allí voy dejando mi
pasado atrás, pues comenzaré una nueva vida.

Ya cuando creía que mi travesía había terminado es cuando comienza una nueva.

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