Takemichi despertó en la cama de su novio y no lo encontró con el. Las sábanas se remueven y un bulto enmarañado rubio aparece en su campo de visión.
-¿E-eres Mikey-Kun?
Un pequeño se vio a su lado y no sabe que hizo para merecerlo ¡Takemichi tiene...
N/A: Intento de comedia y Fluff, espero su comprensión 😭👆🏻 Aquí pura felicidad, así que no te preocupes y lee tranquilo.
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Era un día bonito como cualquier otro, la brisa despertaba e incomodaba a quien saliera a fuera para hacer su ejercicio matutino. Los transeúntes corrían por sus trabajos apresurados y agobiados por ser adultos, mientras los niños reían y disfrutaban su pequeña estancia en el parque o el jardín educativo. El tiempo avanzaba para todos, no habría razón para no amanecer alegre y agradecer un nuevo día.
Todo sería como las demás jornadas, Takemichi se despertaría adolorido por las noches en las que la pasión y la lujuria hacían su presencia al ser siempre Mikey quien se le insinuara. Las punzadas en la parte de atrás siempre serían recurrentes cuando se tratara de Manjiro, y estar en su casa cuando este solo siempre sería tranquilizador y pacífico. Los besos y caricias al voltear que su novio le ofrecería siempre permanecerían, y las palabras enternecedoras como "te amo" o "quiero que estes conmigo toda la vida" siempre quedarían grabadas en su corazón, en cada ocasión lo harían enamorarse aún más del Sano.
Se supone que sería como todas las otras mañanas, Manjiro estaría demasiado apegado a él, su nariz reposando en su cuello mientras murmuraba una que otra palabra inentendible y el solo se reía por sus acciones enternecedoras.
Más no espero que al darse vuelta, no hubiera ni rastro de Mikey, lo cual era raro ya que este preferiría quedarse a su lado, más lo adormilado y cansado que se sentía no ayudaban. Takemichi se sentó en la cama, las sábanas cubriendo la parte de abajo y su brazo rascando su mejilla a modo de confusión.
—¿Sera que fue a comer Taiyakis? Ya que —levanto los hombros a modo de resignación y se dispuso a levantarse, lo habría hecho, si no fuera por el bulto que se movió a su lado.
—Las sábanas son muy grandes, ¡Takemitchy, donde estas!? —una voz infantil gimoteo, quejándose por la ausencia del rubio.
El Hanagaki se quedó de piedra, y como si su brazo fuera turbo, de una jalada destapo a quien hizo esa voz tan chillona y pequeña, rebelando a un pequeño.
¿Qué? ¿Un- un pequeño...? Parecía tener 13 años. Lo cual, era imposible.
—De seguro debe de ser una broma, jaja —volvió a tapar al niño peliceniza, quien se volvió a quejar. Takemichi hizo caso omiso y se vistió, para luego terminar saliendo de la habitación y asegurar la puerta.
—Takemit! -
—¡Eres falso!, solo un producto de mi imaginación. Si, eso debe ser, estoy soñando —se asintió a sí mismo, histérico.
Es que no podía ser cierto, había en la habitación del mayor un pequeño idéntico a Mikey de tal vez 13 o ¿10 años? Era un poco pequeño como para saberlo.
—¿Takemitchy? ¿todavía estas? No es gracioso —la voz rota otra vez hablo. Era un tono muy pequeño y joven.
Tal vez y solo tal vez no era algún tipo de ilusión, asi que con lentitud acerco su mano a la perilla para abrir el cerrojo.
