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Amaya Izumi
Izumi Kiyomi, seis años de edad.
Amaya Ito, una mujer de veinticinco años, conoció a su legítimo esposo a los quince, cuando ambos ingresaron a la selección de Cazadores de Demonios. Ganju Izumi, un prestigiado futuro Pilar del Sonido, era conocido como el más temerario mata demonios. Ganju era muy orgulloso y reservado. Vio a Amaya como un obstáculo —decía él, ya que era un buen observador—, pues consideraba que Amaya era muy frágil y amable para ser una Cazadora de Demonios. Pero lo que le sorprendió fue que, bajo toda esa apariencia de niña buena, escondía a una chica ruda y obstinada. Exactamente como cada palabra describe a una obstinada: orgullosa y buena persona con las personas puras de corazón. Por eso la llaman Pilar del Amor. Sagaz, comprendía a las personas solo con escucharlas; talentosa con los movimientos que hacía con su katana, que parecían mariposas bailando; irónica, alegre, directa y original.
Con el paso de los años, los Pilares se conocieron a fondo —literalmente—, se casaron y tuvieron a su primera hija, Izumi Kiyomi, de tan solo cinco años. Ella era igual que su madre, a excepción de los ojos rojos de su padre y un poco del comportamiento de su progenitor, como su carácter y devoción. Además, contaba con la increíble capacidad de ver las cosas más pequeñas, como el cabello del gato de la señora Kyan. Después tuvieron a su segunda hija, Aiko Izumi, de tan solo tres años. Ella sacó todo de su madre, a excepción de su físico, ya que se parecía todo a él. Finalmente, tuvieron a su más esperado hijo, Eiji Izumi, de tan solo dos años, que heredó todo de su padre, a excepción de un buen olfato, que le permitía saber cuando sus hermanas mentían. Con el orgullo que tenía su madre, tuvieron a su cuarta hija, Akane Izumi, quien aún estaba en el vientre de su madre. Gracias a su hija mayor, supo que todo era posible debido a su inusual vista.
Pero no todo es color de rosa; una noche, mientras celebraban el cumpleaños número seis de Kiyomi, un demonio irrumpió su hogar. Amaya no quería que su esposo se quedara a combatirlo, pero ella no podía ayudar, ya que estaba en el octavo mes de embarazo. Ganju, con toda su fuerza, logró sacar a sus hijos y a su esposa de su humilde morada. Pero lo que empeoró fue que el demonio no venía solo; otro demonio acorraló a los niños y a la mujer embarazada. La pequeña Kiyomi vio con sus ojos llenos de lágrimas cómo el demonio devoraba a su hermana Aiko y acorralaba a su hermano, para después matarlo. Cuando Kiyomi logró llegar a su madre, esta ya se encontraba lastimada por las garras del demonio. Finalmente, logró cortarle el brazo al enemigo; sin embargo, estaba débil y no pudo derribarlo del todo. Kiyomi llegó a ver a su padre, quien había matado al demonio que había irrumpido su hogar, aunque moribundo. Ella corrió a su lado y le tomó su katana para pelear con el demonio.
