Crónicas de Menma

Chapter 4: Un Amanecer Rojo

Tierra de fuego: Konoha 

Uchiha Itachi era un hombre paciente por naturaleza; el hecho de que estuviera dispuesto a esperar a que su hermano menor creciera lo suficientemente fuerte como para desafiarlo y finalmente terminar con su dolor podía dar fe de ello. Hace cinco años había masacrado a todo su clan en una sola noche dejando solo a su hermano con vida para evitar el comienzo de una Cuarta Gran Guerra Shinobi. El clan Uchiha había estado planeando un golpe y se le había encomendado la tarea de detenerlos permanentemente.

En secreto, todavía amaba a Konoha y a su hermano menor, sin embargo, su posición actual como miembro de Akatsuki y aprendiz de 'Uchiha Madara lo había colocado en el centro de lo que posiblemente podría ser el comienzo de una revolución similar a la formación de las Aldeas Shinobi. Cuando Zetsu les informó que el Ichibi había sido retirado de su Jinchuuriki todavía vivo y había atacado a Konoha, la totalidad de la organización Akatsuki se sorprendió y en el caso de 'Madara un poco confundida. Después de todo, era él el responsable del ataque al Kyuubi hace trece años y ahora parecía que la historia se había repetido.

"Han escapado de la aniquilación completa, pero parece que han sufrido grandes pérdidas", comentó su socio, Hoshigaki Kisame. El hombre era un depredador en todos los sentidos de la palabra; especialmente con la espada demoníaca risueña en su espalda.

"Para una aldea tan próspera ... es patético", comentó Itachi mientras contemplaba la aldea en ruinas.

"Eso es diferente a ti", se rió Kisame divertido. "¿Así que todavía tienes un afecto persistente hacia tu pueblo natal? Incluso tú tienes nostalgia, ¿eh?"

"No ..." respondió Itachi mientras su Sharingan se activaba. "Ninguno en absoluto."

Sorprendentemente, la Torre Hokage había salido ilesa del reciente ataque de Ichibi, aunque eso no se podía decir de unas tres cuartas partes de la aldea. A diferencia del ataque de Kyuubi hace trece años, no hubo ningún Sandaime Hokage que dirigiera activamente al shinobi a la batalla con el Ichibi hasta el final. Sin alguien de rango S para detener al devastador Biju, casi aniquiló la totalidad de Konoha antes de que Sarutobi Hiruzen lo detuviera.

"¡El demonio debe ser asesinado de inmediato! ¡No podemos permitir que el sacrificio de Sandaime-sama sea en vano!" gritó Haruno Mebuki a los consejos reunidos. "¡Tuvimos suerte de que el Kyuubi fuera sacado del mundo el año pasado y no podemos dejar otra de esas cosas en la aldea! ¡No dejaré que lastime a mi hija!" el Consejo Civil estuvo de acuerdo en voz alta con sus palabras.

"¡Suficiente!" gritó Jiraiya mientras entraba a la habitación silenciando efectivamente la habitación.

"Jiraiya-sama," saludó Nara Shikaku asintiendo desde su lugar entre el Consejo Shinobi. "A juzgar por el hecho de que estás aquí, ¿supongo que has aceptado convertirte en el Godaime Hokage?"

"Sí," asintió Jiraiya mientras se acercaba al asiento del Hokage y se sentaba. "Por mucho que me gustaría continuar con mi investigación, no puedo dejar que las cosas sigan como están sin intentar hacer algo al respecto".

"¿Y qué hay del niño demonio?" preguntó Mebuki. "¡No se le puede permitir vivir! ¡No después de lo que ha hecho!"

"Ese 'niño demonio' ​​como lo dijiste tan elocuentemente es el nieto del Sandaime Hokage y mi sobrino," dijo Sarutobi Asuma con una mirada fulminante.

"Esa cosa mató al Honorable Nieto y tomó su forma. ¿Y si posee a alguien más?" Mebuki respondió mientras surgían murmullos entre los civiles.

"Un Jinchuuriki puede ser un arma poderosa para cualquier Pueblo Shinobi", dijo Shimura Danzo desde su lugar entre los tres Ancianos. "Konoha está debilitado en este momento con el ataque de Ichibi y la muerte de Sarutobi junto con la mitad de los shinobi de la aldea. Tener un Jinchuuriki en la aldea hará que las otras naciones se detengan, dándonos tiempo para entrenarlo adecuadamente para combatir a los enemigos de Konoha. "