Tras varias noches sin dormir, sonidos y sombras, el limite de mi paciencia desbordó y le pedí mis padres dormir en el salón almenos por una noche. Mi madre me dijo que me olvidase de una vez por todas de esos "monstruos", pero, al final de tanto insistir, mi madre cedió.
Yo, feliz por que por fin podría tener al menos esa esperanza de dormir bien, esperába con ansia a que llegase la hora, no como las otras noches, que me aterraba saber que en algún momento tendría que volver a pasar ese inferno, tal y como la noche anterior y la anterior y la anterior ...
Llegó la noche y, después de cenar, fuí corriendo hacia el salón.Nunca estábamos en el salón y hacía olor a húmedo, a madera antigua, habían muchos sillones pero, el que más acogedor se me hacía era aquel de color verde apagado,