CAPITULO ÚNICO

159 20 5
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Somos unos mentirosos.

Y no es que sea malo. Al contrario, es por algo bueno.

O al menos para mi.

Siempre mentía, mentía por ti y por el amor que sentía hacia ti.

La primera vez que te ví en aquella escuela donde practicábamos esgrima quedé hipnotizada por tus ojos verdes. Un verde muy bonito y tierno. Aunque en el fondo, se veían solitarios y tristes.

Como yo.

Cuando Marinette admitió que habías ganado, pensé que era tu novia y por eso te defendió. Sabía que yo había ganado pero eras tan bueno y un buen competidor que no había dicho nada.

Quería saber que se sentia perder.

Aunque me llevé un buen regaño por eso.

Mi primera mentira por ti.

Y si pudiera regresar el tiempo, diría todo, para que yo esté bien.

Para que ahora, no sintiera que había que me había fallado.

Y cuando nos hicimos novios... probar tus labios era un auténtico manjar. Sabían a fresa, y eran suaves.

Podría ser llamada tu novia me hacía feliz, no por el título que llevaba al ser tú un importante modelo y yo la heredera universal de los Tsurugi, no, era por que mi corazón por primera vez se regocijaba en la felicidad después de mucho tiempo no haberla sentido.

Comencé a mentir para ti, porque pasar el tiempo junto a tí no tenía precio alguno. Era importante, más que mis responsabilidades.

Tomarte de la mano, besarnos, abrazarnos. Todo, todo juntos.

Pero tú no estabas conmigo.

Sentía tu cuerpo al lado del mío, pero tu mente estaba lejos, lejos de mi y de nuestros momentos.

Pensabas en ella.

Creí que tal vez por una maldita vez podríamos ser felices.

Pero no, ella siempre estaba. Y no estaba enojada con ella. No, el enojo era conmigo. Porque a pesar de saber que tu pensabas y amabas a otra persona, hacia que permanecieras a mi lado.

—¿Eras infeliz?

—No, contigo la pasaba muy bien.

—Pero no pude hacer nada para enamorarte.

—¡Te equivocas! —Su voz resonó por la pequeña sala de descanso. —Yo te quiero.

—Me quieres, pero no me amas. —Tomé mi bolso y lo coloqué sobre mi hombro. —Queda claro que lo nuestro termina ahora.

—No, Kagami...

—Adrien, esto es por los dos. No pienso tenerte a mi lado mientras tu piensas en otra y yo no pienso estar a tu lado dejando mi felicidad por ti. —Saqué de mi bolso mi libreta y la abrí. —¿Recuerdas aquel día donde me diste una rosa? —Ignoré si hizo movimiento alguno. —Te la devuelvo. —Extendí aquella rosa ya seca y la puse cuidadosamente sobre la banca. —Adiós, Adrien.

Caminé hacia la puerta dando todo el tiempo la espalda, pero sintiendo como mi corazón se fragmentaba poco a poco.

—¿Sabes? —Dije con la voz ronca por el nudo en la garganta. —La diferencia entre tu y yo es que, yo mentía para estar contigo. —Giré hacia él. —Pero tú mientes para alejarte de mí.

Se acabó.

Volveré a ser yo de nuevo.


Y cuando el sol salga, la luna se irá

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Y cuando el sol salga, la luna se irá.
Y cuando el miedo se va, la esperanza llegará.
Y con la esperanza y la paz, superaré la noche.
Volveré a ser yo de nuevo.

HNGR. 💙

Somos Unos Mentirosos  || OS ADRIGAMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora