IV.

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-Al fin terminaron ustedes dos...- Una voz femenina vino de la puerta- Ambas, son muy ruidosas- Era la baterista, Annie.

Me sorprendí por la repentina voz entrando a la habitación, así que rápidamente me incorporé y me cubrí con la sábana mientras sentía como la sangre subía por mis mejillas, en cambio Yelena no parecía darle mucha importancia, pues solo se limito a mirar a Annie.

-Así que ya llegaste- Pronunció Yelena mientras apagaba su cigarro golpeándolo en el cenicero 

-Sí... la velada con Reiner y Bertolt se tornó aburrida, así que decidí  mejor volver a casa-Respondió con un aire de indiferencia mientras me miraba -Tu amiga está ruborizada como una virgen atrapada- Mencionó Annie acomodándose mejor en el marco de la puerta, esa clase de hostilidad hacía mí me hacía enojar bastante además  de que estaba invadiendo nuestra privacidad-Dudo que acostándote con Yelena recuerdes siquiera como sonrojarte- Continuó, sin pensarlo mucho le respondí de manera tajante y con una pizca de egocentrismo

-Yelena podría contarte todo lo que esta "virgen" hizo hoy- Le lancé una mirada arrogante, Yelena miraba expectante mientras una sonrisa ladina se dibujaba en sus labios. La rubia sin mucha expresión caminó hacía mí, aunque tenía una estatura baja su presencia imponía demasiado, con ese rostro bastante desinteresado y mirada antipática, no sabía la razón, pero, una ola de excitación me recorrió de nuevo, ¿qué clase de adrenalina estaba experimentando por sentirme acorralada bajo el yugo de esos ojos azules?
Cuando estuvo justo frente a mi me tomó por el mentón, obligándome a mirarla.

Aquellas palabras pronunciadas anteriormente por la invitada de Yelena y Pieck despertaron curiosidad en Annie. Sonaba cómo un desafío directo, un desafío que ella no dejaría pasar desapercibido, ¿Por qué tendría que preguntarle a Yelena lo que había ocurrido ahí?, no necesitaba que ella se lo dijera, iba a averiguarlo y juzgar por si misma.

-Es curioso, no mucha gente suele retarme... - Acarició con su pulgar mis labios-Dudo que tus agallas te duren toda la noche- Pronunció mientras me dirigía  una mirada tan frívola que me hizo temblar en mi lugar, pero sabia que solo era una provocación, he aprendido que cuando te enfrentas a una bestia si retrocedes, te aniquilan. Opté por acorralarla en su propio juego
-Tengo toda la noche para mostrarte lo valiente que soy-La provoque mientras daba un leve beso en su pulgar.

-Ni siquiera lo intentes (T/N) -Por fin habló Yelena-Annie es demasiado "tibia", nada ni nadie está a la altura de sus expectativas-Se dejó caer en la cama. Ambas la miramos.

-Quítame el vestido-Dijo demandante Annie
-Esto se pone interesante-Murmuró Yelena mientras fumaba de un nuevo cigarrillo
Alejé las sábanas que me cubrían y me puse de pie frente a ella, apenas era unos pocos centímetros más alta, su respiración chocó con mi mentón, la piel se me erizo.
Acaricié sus brazos con mis dedos mientras me dirigía a las mangas del vestido, al llegar a ellas vacile un poco, tire de ellas dejando al descubierto su torso, una pálida piel se dejó ver,no llevaba sostén ;mire a Annie quien solo se dedicaba a contemplar, atenta.

Incliné mi cabeza para besarle el cuello, los hombros y la clavícula, suavemente pase la palma de mis manos sobre su pecho, en respuesta sus pezones se tensaron bajo mi piel, sonreí para mis adentros.
Atrape uno con mis labios, y moví mi lengua de arriba a abajo. Con ayuda de mi dedo índice y pulgar estreché el otro.

Me alejé un poco y fui descendiendo hasta quedar en cuclillas y terminé de bajar el vestido hasta que este cayó al suelo, la miré esperando alguna instrucción

-Hazme jadear, "virgen" - Se burló, sonreí maliciosamente.
Cortos besos adornaron su abdomen, tomé las pequeñas bragas negras y las deslicé lentamente por sus piernas.
Deposité constantes besos por el interior de sus muslos y de vez en cuando pasaba mi lengua por ellos, eran firmes y su piel tenía un sabor dulce, cuánto daría por poder besarlos las veces que yo quisiera, fui subiendo hasta llegar a su monte de venus, gentilmente di un mordizco a su piel, Annie dio un pequeño brinco pero no se apartó. Lleve mis dedos hasta su entrada, que ya estaba húmeda, paseé despacio mis dedos en sus labios, un suspiro casi imperceptible escapó de Annie.

𝙇𝙀𝙏 𝙈𝙀 𝘽𝙀 𝙔𝙊𝙐𝙍 𝙒𝙊𝙈𝘼𝙉 | 𝙔𝘼𝙋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora