Sábado 18 de Diciembre, 2021.
21:56 pm.Una voz me llama entre sueños. Estoy más para allá que para acá. Lo ignoro un rato hasta que por fin me hace abrir los ojos y voltear en su dirección, justo a mi lado.
—Llegamos —dice Ren nuevamente, con esa sonrisita ladeada.
Sabe perfectamente que detesto cuando me despiertan de mi siesta pre-desvelada. Bien puede dejarme dentro del auto unos minutos más y él entrar de una vez con las chicas que ya nos esperan fuera del coche, sin embargo, prefiere molestar.
—A esta hora debería estar aun en mi casa, reponiendo el sueño que aun no pierdo. Es muy temprano.
Observo la hora en mi reloj, apenas van a ser las diez de la noche, lo bueno comienza por eso de las doce o una de la madrugada.
¿Quién en su sano juicio sale a bailar tan temprano?
Tal vez los adolescentes que aun piden permiso y les dicen que lleguen a la una, pero en estos tiempos pocos hacen caso.
—Recuerda que es el evento por la última luna llena del año y estará lleno en un rato —Se quita el cinturón, baja y da la vuelta hasta llegar a mi puerta la cual abre y extiende su mano—. Salga ahora, señor Charlie.
—¡Soy señorita, payaso! — le doy un manotazo, él vira los ojos y se aleja dejandome salir.
Camino hacia las chicas. Sandra comienza a sacar una por una las máscaras que hemos comprado con mucho tiempo de anticipación, es decir, las pedimos por internet sin saber cómo serían en realidad y ni nos las hemos medido.
—Esa es mía —me sobresalto al verla, es más linda que las de ellos.
Hace una semana cuando revisabamos en internet, vi esta en un pequeño anuncio y sin dudarlo la pedí. Oculta las cejas, ambos ojos y, de ahí, solo la mitad de la parte derecha del rostro, dejando a la vista la aleta izquierda de la naríz y los labios que he pintado de rojo.
—¿Te ayudo a acomodarla? —pregunta Ren con su antifáz negro.
Sonrío de lado. Su cabello rojo chillón resalta mucho más.
—Ojalá no le dé toque. —se burla Sam, la melliza de Sandra.
Olvidé mencionar que mi máscara tiene luces led color azul en los ojos (uno con forma de X y el otro cuadrado) y el contorno de la misma.
Me encanta. Espero nadie use una parecida o accidentalmente le tiraré agua en ella y luego saldré corriendo.
—Piedro y Nastya ya están dentro, vamos antes de que quieran quitarles la mesa que apartaron. —dice Sam tomandome de un brazo y llevandome entre la larga fila al frente de la entrada como si fuera el boleto ganador de una rifa.
Levanto un poco mi máscara y guiño un ojo, los chicos que custodian las puertas sonríen en cuanto me ven dejandonos pasar al instante. Es lo bueno de ser conocida en este club y venir cada sábado los últimos dos años de mi vida.
—¡Alguien me jaló el cabello! —chilla Red, toma unos papeles que están tirados en el piso, los hace volas y se los tira a las personas de la fila—. Envidiosos.
—Tienes suerte de tener una amiga popular como yo. —digo sonriendo con el ego por los cielos.
Llegamos a la locura. No puedo decir que lo veo más pequeño que de costumbre pues es el antro más grande de la ciudad, pero sí afirmo que hay casi el doble de las personas que usualmente hay a esta hora de la noche.
¡Apenas son las diez y hay gente por donde sea!
Ren me toma de la cintura por detrás para no perderme de vista entre los chicos y chicas que van de un lado a otro con bebidas, bailando en camino a sus mesas y haciendo gestos exagerados.
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Un chico y otros desastres
Teen Fiction"Pueden pasar más cosas en 12 horas con un fugitivo, que en años con una pareja." ... Charlie y Club Luna Azul parecían uno solo: cada sábado en la noche, ella aparecía sin falta para robarse las miradas cada que subía a la pista de baile con sus se...