Capítulo 4.

4.6K 245 33
                                    

Camila Cabello se miró al espejo por unos segundos, traia una falda ajustada y una camiseta que dejaba ver parte de su abdomen, tacones altos y un montón de maquillaje sobre su rostro

— No creo que sea una buena idea — Camila no era muy amiga de los bares, le gustaba más la idea de estar en casa de sus amigos con unas cuantas cervezas y música, solo había ido una vez en su vida a un bar y fue el lugar menos placentero en el que había estado en toda su vida.

— Tonterías — La voz de su mejor amiga le contestó desde la habitación en el pequeño apartamento que compartian. — Hoy nos vamos a divertir mucho, te lo prometo. Además, luces fantástica, estoy segura de que todos los chicos caeran a tus pies.

— Dinah...

— Solo asegúrate de dejar un para mi, no me gustaría que acabaras teniendo un orgía mientras yo vuelvo a casa con la vagina vacía — Siguió la morena sin hacer caso a las replicas de Camila, quien solo dejo salir un largo suspiro de derrota con los ojos cerrados.

Camila no había encontrado la manera de decirle a su mejor amiga que no estaba segura de su sexualidad. Había tenido un novio antes de que todo empezara, todo había ido de maravilla hasta que en una fiesta una chica tan borracha como caliente se le acercó a Camila, quien había pasado parte de la reunión sola recostada en una esquina de la sala donde se celebraba, y se abalanzó sobre ella.

Al principio trato de retirarla, pero se sentía tan bien tener las caderas de esa extraña tan cerca de las suyas, sus labios sobre los de ella y sus manos sobre trasero y luego acariciando su abdomen que terminó por ceder, y en ese rincón experimentó por primera vez con una mujer.

Al día siguiente, su novio se enteró de todo y la abandonó, después de eso Camila tuvo más novios, pero con ninguno podía conseguir la misma sensación que tuvo cuando la morena, o al menos creía que era morena, comenzó a besar su cuello y acariciar sus pechos.

Comenzó a fijarse en las chicas, ya los chicos la aburrian. Le parecían tontos, siempre estaban sudados y con mal olor, en cambio las chicas tenían piel suave, olian a perfume y eran más inteligentes que todos los hombres juntos.

Nunca supo como contarle todo esto a Dinah, y no sabía como iba a reaccionar, tenia miedo de ser rechazada por la posibilidad de que pudieran gustarles más las mujeres que los hombres, así que solo le seguía la corriente y de vez en cuando le mentia sobre citas que en realidad no existían.

— Lo que tu digas, Dinah. Sólo vamonos antes de que me arrepienta.

— Eres la mejor, Mila — La abrazó con fuerza y tomó su cartera entusiasmada. — Te prometo que la vas a pasar muy bien.

Salieron del apartamento y tomaron el primer taxi que se les cruzó, Dinah se colocó en el asiento delantero junto al chofer, lo cual le dio una sensación de alivio a Camila. No era muy buena socializando, y si hubiera ocupado el puesto junto al conductor el ambiente dentro del auto hubiera sido incómodo y silencioso, con ella sentada atrás Dinah se encargaria de todo y ella solo tendría que decir 'Si', 'No', o 'Creo' cuando su mejor amiga le preguntara algo.

— A Cowell's.

— Como usted diga — El auto se puso en marcha y Dinah comenzó a entablar una animada conversación justo como esperaba Camila, quien solo apoyó su cabeza contra el cristal mientras veía otros autos pasar a gran velocidad.

30 minutos después se detuvieron frente a un bar con una gran fila de gente esperando para entrar, Camila dejó salir un quejido.

— ¿Tenemos que hacer esa fila tan larga? No durare más de 10 minutos ahí parada con estos zapatos.

Lauren. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora