Era una tarde del 25 de abril, un día gris sin vida. Normalmente mis días eran así, pero ese día era aún más gris, aún más negro.
Jamás lograba entender porque había llegado a este mundo, siempre pensé que las personas tenían un propósito, pero yo no lograba entender el mío.
En cambio el sí tenía un propósito, salvarme.
Nadie jamás había salvado a una persona como el hizo conmigo. Su sonrisa hacia que el mundo brillara, cada parte de su corta vida era especial, era una vida inexplicable, de esas que hacen que todo esté bien pero jamás entiendes el porqué. Por eso siempre pensé que él se iría alguna vez, no imagine cuando pero ocurriría.
Una vez le pregunte porque seguía aquí? solo se limitó a sonreír y seguir tomando su café. Esa noche no logre dormir pensado que había significado para mi esa sonrisa, o aún más, que habría significado para él esa pregunta. Es controversial pero sabía que el algún día se iba a marchar.
Pasaron días, meses, incluso años y el aún seguía allí. No lograba entenderlo, jamás una persona había soportado mi existencia, pero él era diferente. Mientras tomaba el café lo observaba, mientras leía su libro favorito (que por cierto lo ha leído más de 8 veces) lo observaba. Y me preguntaba si era real o era una de esas cosas raras que caían del cielo. Pero siempre tuve la mentalidad de que él se iría, de que el tomaría su propia dirección, la correcta claro esta porque conmigo no lo es.
-¿has escuchado alguna vez esa canción?- me pregunto el mientras íbamos juntos de camino a clases.
- Quizás sí. -le respondí.
Aún recuerdo la primera estrofa de esa melodía...
“¿Quién va a ser el último en marcharse?
Olvidando toda promesa única que hemos tomado"
“quien será el primero en decir good bay?”
Creo que esa será la primera canción que escuche el día que él decida decir adiós, no solo porque él fue el que me dijo que la escuchara, sino porque es la canción perfecta para describirlo, el era un misterio, un pequeño rompecabezas que no tiene explicación ni final.
Y fue esa tarde del 15 de abril el día que él se marchó. No me pregunte porque, jamás lo había hecho solo ya lo sabía, mi mente lo sabía, el mundo lo sabía, porque yo lo supe desde el día que lo conocí.
