Capitulo 7

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El timbre insistente del teléfono del omega lo hizo levantarse de un sentón. Aún algo confundido y somnoliento se desespero por contestar la llamada.  

Al parecer era un adicto al trabajo, si podía escuchar el timbre del teléfono aun con los tapones de oídos.

—Xichen, el teléfono— gruñó —¡Xichen, teléfono, Xichen! —

El alfa aún con los ojos cerrados respondió —Si, que—

El insistente sonido continuo, desesperando al omega —¡LAN HUAN ¿Donde esta?! —

—Bolso, en un lado—murmuró, intentado volver a dormir.

A-Cheng empujó todas las cosas y sacó el teléfono de un movimiento, haciendo que los objetos que lo rodeaban salieran volando, se quito los tapones de oídos y empezó a hablar.

 —Hola. ¡Hola! ¿Hola? —contestó —¡Yanling! ¡Yanling, tesoro! —se levantó de la cama —¿Estas ahí? ¿Hola? ¿Hola? —correteo por la habitación, buscando señal —¡La señal es horrible, Yan ling! ¡Solo dame un minuto! —grito.

—¡Jiang Cheng! —Xichen se levantó enojado —¡Deja dormir! —

El omega siguió correteando —Sólo dame un segundo —dijo ahora en susurro y le dio gruñido al alfa. Tomó su bata y salió corriendo del cuarto hacia el patio —¡No cuelgues! —grito al teléfono. Mientras bajaba las escaleras y cerraba su bata con una mano.

 —Yan Ling, lamento que sientas que te presione para ir con Bo Shan, pero... —cruzó la sala y llego a la puerta traerá hacia el patio —Claro que quiero que seas feliz — Salió al pórtico trasero y se coloco unas botas de caucho que había dejado junto a los demás zapatos que esperaban ahí —Yan  Ling, todo estará bien. Puedo llamarlos y cancelar —

De la puerta, un pequeño conejo salió siguiendo a A-Cheng, era copito.

—Tienes razón, Yan Ling. Claro que te escucho, si. Me encanta escucharte, Yan Ling—El ruido del "rabbit, rabbit" del conejo hizo girar al omega —Shh, sentado - después de aquellas palabras se golpeo mentalmente, pero grande fue su sorpresa al darse cuenta que el conejo le hizo caso — No, no, tu no, Yan Ling—el conejo sentado siguió haciendo aquel molesto ruido—Yan Ling, si puedo ser franco sería un enorme error cancelar. Porque, Yan Ling por muchos años me has... —

El conejo corrió a pararse delante de él, brincando con fuerza. Atrayendo la atención de una gran ave que lo observaba desde un árbol cercano, el ave chillo y A-Cheng giro a verla y luego a copito—Me has inspirado con tus hermosas palabras —el conejo hizo un ruido más fuerte —Shh ¡Estoy hablando! —le gruñó al conejo. El ave tomó vuelo hacia ellos —Creo que es momento de que el mundo las disfrute también —A-Cheng vio al ave volar sobre ellos —De palabras tan llenas de pasión, creo que todos deberían poder leerlas —

El conejo siguió saltando y el ave fue en picada a cazar al pequeño y ruidoso conejo—Yan Ling solo, solo quiero que seas feliz—el ave tomo al conejo en sus garras —¡Dame a ese conejo! —corrió hacia el conejo que era elevado en los aire por el ave —¡Ahora necesito que esperes un segundo! ¿Me das un segundo? —le pidió —¡No te lo lleves! —le grito al ave, lanzando le su teléfono, pero no llegó —¡dámelo, dámelo, dámelo! —grito, y por fin el ave soltó al conejo.

A-Cheng corrió lo más rápido que pudo y logró atrapar al conejo—Eso es, te tengo —corrió a recoger su teléfono— Yan Ling, Yan Ling, lo siento, lo siento, es que solté el teléfono, bien escucha, Yan Ling—volteo a mirar asustado, por si el ave regresaba, lo cual así era —No quiero convencerte de nada, pero es tu legado, este libro y creo que depende de ti que le presentes tu legado a este mundo y...y—siguió corriendo, regresando a ver siempre que tan cerca estaba el ave, pues está estaba ya casi sobre su cabeza —¡Dame mañana tu decisión! ¡Mi teléfono estar encendido todo el día, adiós! — logro gritar, justo antes de que el ave le arrebatara el teléfono.

LA PROPUESTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora