En el dorso de su mano | Draken x Emma

Capítulo único.

En el dorso de su mano.
Draken x Emma.
Semi-AU + OoC.
Viñeta.

N/A: Viñeta corto algo fluffy porque me niego a escribir angst de estos dos (por los momentos¿?) Ya que todavía no me recupero del golpe emocional que me dejó el arco de Tenjiku.

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La mirada de Emma se detuvo en ambos delincuentes. No se molestaría en preguntar nada, estaba acostumbrada a verlos llegar con heridas, sangre y otros líquidos después de sus peleas.

Sin embargo, había algo que simplemente no podía dejar de decir.

—¿Hasta cuando dejaran de andar en peleas? —preguntó con una ceja elevada. Como si fuera una madre cansada de que su hijo sea reportado a la oficina del director.

Mikey la ignora, pasa a su lado y busca el Dorayaki que dejó esa mañana en la cocina.

—Ustedes si que son... —suspira. No vale la pena, se repite y lleva la cesta de ropa recién lavada al tendedero.

—Emma —Draken tiene un hilo de sangre escurriendo desde la comisura de sus labios— Ayúdame luego.

—Sííí —murmura en tono monótono, dándole la espalda para ir a colgar la ropa. Aún si no se lo pidiera ella le ayudaría.

Después de haber colgado la ropa Emma buscó a Draken, encontrándolo sentado en el suelo con el torso descubierto revelando algunos moretones.

—Toma algo de hielo —ella le pasó hielo que consiguió de la cocina.

Ryuguji colocó el hielo en el borde de su mandíbula. Había recibido un puñetazo allí.

En silencio Emma se colocó en cuclillas frente a la espalda del más alto y comenzó a limpiar algunas heridas con un paño húmedo, entre ellos existía ese silencio para nada incómodo cuando se quedaban solos.

Las manos de Emma se paseaban por la espalda de Draken, masajeando y ayudando a liberar tensión acumulada.

Draken soltaba unos quejidos casi inaudibles. Ella tan sólo sonreía malévola.

—¿Duele?

—Esto no es nada.

—Seguro —ella presionó una de sus costillas adoloridas, Draken se sobresaltó del dolor.

—¡Si haces eso obvio que dolerá! —se quejó. La risa de Emma se escuchó y Ken llevó una mano a su cuello.

—¿Quieres que haga masaje allí?

—No es necesario.

—Bueno... de igual forma lo haré.

Draken sonrió a espaldas de Emma, lo bueno de estar en esa posición es que la rubia no podía ver la expresión suave en su rostro. Esa expresión que muchas veces le gustaría mostrarle, pero que sus propias inseguridades no se lo permitían.

Las manos de Emma hacían el masaje en los hombros y el cuello de Draken, ella se tomaba su tiempo, despacio, lento, con un toque sensual.

En algún momento ella se detiene y medita sobre sus sentimientos. Ha sido un buen tiempo guardándoselos y aquel momento podría ser bastante ideal para decirlos.

Pero siempre había ese temor a que Ken la rechazara rotundamente, de todas formas nunca ha mostrado interés en ella, no de esa manera.

La tristeza cruza por el rostro de Emma, ella apoya una mano en la parte baja del cuello de Draken y se inclina, depositando un beso con un te amo atorado en la garganta en el dorso de su mano.

En ese momento en el que sus labios tocaban su mano deseó que sus besos pudieran atravesar su piel.

—¿Emma?

Ella se asusta, se aleja y con el corazón en la boca enrojece.

—¿¡Sí!?

—¿Ya terminaste?

—Sí, ya. —respondió con la vergüenza abandonando su rostro.

Draken se levantó y ella le siguió. Recogió las cosas y antes de llevarlas a su respectivo lugar escuchó que la llamaba.

—Oye.

—¿Sí?

—Gracias. Te causamos muchas molestias así que si quieres, podríamos salir un día de estos a donde quieras.

La mirada dorada de Emma destelló como piedras preciosas y asintió.

—¡Me encantaría! Hay una tienda y dicen que tienen ofertas muy buenas, quiero ir este fin de semana.

—Está bien, este fin de semana no tengo nada que hacer.

—De acuerdo, nos veremos entonces —Emma abandonó la sala con una inmensa felicidad.

En algún lado de la cocina, Mikey sonrió feliz por ella.