|Capítulo 27|

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|Avisar de errores ortográficos| <3

¡Recuerden que estoy dedicando capítulos al azar!

Dante

La junta había durado dos putas horas, sí, dije dos putas horas, ya que los Garza no paraban de decir puras idioteces; salimos de la sala de juntas con mis hermanos y nos dirigimos al ascensor para ir a mi oficina.

Decir que los tres estábamos enojados era poco, en realidad estábamos más que furiosos. Al pasar cerca de algún empleado enseguida se apartaban ya que en nuestras miradas se veía la furia que sentíamos en estos instantes. Mi corazón latía desenfrenado contra mi pecho y si seguía apretando mi mandíbula fuertemente, seguramente en cualquier momento me la rompería.

Tengo que respirar hondo y tratar de tranquilizarme si no quiero que me dé un ataque de ira aquí mismo. Lo único que necesito ahora mismo es tener a mí mujer entre mis brazos para poder tranquilizarme. Su aura además de ser sensual, y caliente, transmite paz y mucha tranquilidad, lo que jodidamente necesito ahora.

Nos adentramos al ascensor y ahí se encontraban dos empleadas y tres empleados. La verdad no recuerdo sus nombres, pero recuerdo a una de ellas que es a la que me follé hace aproximadamente un mes. Sin duda alguna fue el peor polvo que pude haber tenido; chillaba mucho y ni se movía bien. Algo que le hice saber cuando terminé en su boca. Aún recuerdo su cara llena de vergüenza y no me arrepiento de haberle dicho en su puta cara que no servía para follar.

Presioné el número de mi piso y el ambiente aquí dentro se notaba tenso a miles de kilómetros ya que la furia de nosotros se podía sentir apenas al adentrarse al ascensor.

Luego de unos minutos las puertas se abrieron de par en par y caminé hasta mi oficina con mis hermanos detrás; nos adentramos a ésta y lo primero que fui fue a una pelinegra vestida elegantemente.

Caminé hasta ella y la estreché fuertemente en mi brazos, alzándola en el proceso. Besé su mejilla repetidas veces y la dejé en el suelo. Mis hermanos se acercaros e hicieron lo mismo que yo había hecho anteriormente.

-Los tres me van a explicar qué hacía una chica rubia aquí dentro, ya- exclamó y se cruzó de brazos. Los tres abrimos los ojos de par en par. Miré hacia todos los lados y fue ahí cuando me percaté de que Lea no se encontraba aquí.

-Oh, mierda, ¿qué fue lo que le dijiste?- pregunté, pasando mis manos por mi cabello al igual que mis hermanos. Le pregunté eso ya que por alguna extraña razón mi mujer no se encontraba aquí y estoy seguro que ella tuvo algo que ver en esto.

-Que tú y yo nos comprometimos hace una semana y le dije que éste anillo me lo habías dado tú- levantó su mano y en su dedo anular se vio el anillo de compromiso. Mis hermanos y yo la miramos asustados- ¿Por qué me miran así?- alzó una ceja- Seguro era una de las zorras que traes aquí, no debes preocu...- Bruno la interrumpió.

-¡¿Eres idiota o qué carajos?! ¡Es Lea, joder, es Lea!- exclamó y caminó de un lado al otro. Frida abrió sus ojos y nos miró preocupada y horrorizada a la vez.

-Oh, carajo- abrió sus ojos de par en par- ¿Ella es Lea? Maldición, soy una idiota- se reprendió desesperada y asustada a la vez.

-¡Eres nuestra prima, carajo!- dije furioso- ¡¿Cómo se te ocurre decirle que estoy comprometido contigo?!- sentía que la rabia crecía en mí y me aparté de ella para no golpearla.

Jamás golpearía a una mujer, pero en cualquier momento me puede dar un ataque de ira y ahí sí perdería el control completo de mi cuerpo.

Ahora mismo Lea debe de pensar que jugamos con ella y no es así.

Lea [SUSPENDIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora