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Bakugou había bajado del paraíso para encontrarse con la mirada hambrienta de su esposo, cuándo intentaba normalizar su respiración se movió y en su pelvis pudo notar la erección de Kirishima, se frotó un poco más y pudo sentir que estaba muy duro, gimió con deseo y acercó su boca a la oreja de su pareja.

—Házme tuyo, amor —susurro de forma queda Bakugou.

Kirishima cerró los ojos al placer que era escuchar y sentir el aliento de Bakugou en su oreja, lo prendía igual que cuándo gemia, no había necesidad de aclarar que quería el rubio de su esposo, esté lo agarró de los muslos y lo alzó llevándolo a la cama matrimonial, Katsuki se agarró de los hombros y afianzó sus piernas en la cintura de Kirishima. Ambos se miraban con mucho amor y lujuria, el año de abstinencia no les había pasado en vano, sin embargo, la nena los mantenía tan ocupados que eran escasas las ocasiones en que se podían complacer un poquito, pero ahora que se podían disfrutar plenamente estaban seguros de que todo iba a ser de manera ruda, cómo a ellos les gustaba antes del embarazo, las costumbres no se perdían.

Kirishima dejó en la cama a Bakugou de manera delicada y se dedicó a quitar la ropa bajo su atenta mirada, cómo si fuera un stripper profesional, o así lo veía Katsuki, sus botones los quitaba con una tortuosa calma que hacía perder los estribos al rubio, pero el pelirrojo le impedía lanzar cualquier réplica con la mirada dominante, aquella noche Eijirou tenía el control, obviamente Katsuki iba a tomarlo en cualquier momento, pero el espectáculo que montaba Kirishima al desnudarse valía la pena estarse callado, cuándo el pelirrojo paso sus dedos por su linea de en medio que marcaba sus músculos los ojos de Katsuki lo siguieron hasta que tocó su correa, ahí Katsuki se paró e hizo amagó de quitársela él, Kirishima no podía decirle que no, así que bajo sus manos en gesto afirmativo para que siguiera. Las manos de Bakugou fueron habilidosas al quitarle la correa, bajar la cremallera y el pantalón junto con la ropa interior en tiempo record, ni antes de nacer su bebita lo hacía así de rápido, sólo confirmaba cuánto necesitaba de la hombría de su marido, al liberar la maravilla que era el miembro de su esposo sólo lo miro con deseó, sus ojos se habían dilatado ante la vista y sólo quería probar la esencia de Kirishima, su lengua fué atrevida y se paseó por el glande notando que esté estaba húmedo, su músculo lamió toda posible humedad e iba más allá, acariciaba con su lengua toda la extensión del miembro de su esposo, y es que los sonidos que escapaban de la boca de Kirishima tenían que ser ilegales, tanto tiempo sin escucharlos le estaba pasando factura.

Eijirou jaló sin fuerza la cabeza de su esposo porque sentía que se iba a correr y deseaba hacerlo en el calor del trasero del rubio, la imagen que lo recibió amenazaba con hacerlo venir, sus ojitos estaban llorosos y entornados, algunas lágrimas se habían escapado y adornaban sus arreboladas mejillas, un hilo de saliva seguía conectado desde la boca de Katsuki hasta su miembro, la imagen lo hizo delirar. De un tiro se quitó los pantalones y se lanzó a los labios del rubio, delineó con su propia lengua los labios hinchados y los masajeo entre sus belfos, una delicada caricia que los hinchaba más pero de la forma más dulce.

La mano del pelirrojo se movió hasta quedar en los inicios del pantalón del rubio, su hábil mano se deshizo de la cremallera y se adentró a las partes íntimas de Katsuki notando una suavidad que no era propia de la piel de su esposo, se apartó un poco y descubrió que también tenía puestas unas pantys que parecían de encaje y tela de algodón, rápidamente le quitó los pantalones y empezó a admirar tal belleza, efectivamente, Bakugou usaba una prenda de encaje negro transparente y algodón del mismo color, pero era una tanga, al voltear a su esposo contuvo la respiración por tan erótica imágen que confirmaba la prenda, era una hermosa tanga que resaltaba su blanco y apetecible culo, inclusive tenía los ligueros puestos en sus muslos, sin esperar mucho llevó su boca a besar y lamer la extensión del trasero de Katsuki, incluso dió una que otra mordida, apartó el hilo del tanga y con su lengua empezó a hurgar en la entrada de Bakugou, sus gemidos no se hicieron esperar, el rubio estaba disfrutando la remontada de su esposo.

Cuándo sus bolas empezaron a sentir dolor por estar tanto tiempo azules se separó y en la mesita de noche se encontraba el lubricante para embadurnar su miembro duro, por acuerdo mutuo no uso protección ya que no querían privar a su niña de un hermanito, así que se tenían que poner manos a la obra. Kirishima se alineó y de forma lenta entró, ambos contuvieron el aliento hasta que el pelirrojo estuvo completamente adentró,se quedó quieto un rato porque sentía que iba a explotar, sólo con sentir el calor de las paredes de Katsuki el pelirrojo ya se encontraba gimiendo con desesperó.

Quién terminó el plazo de espera fué el rubio que empezaba a mover sus caderas para que Kirishima iniciará a follarlo, el pelirrojo empezó con los martilleos sin piedad  y casi al instante toco el punto dulce de Bakugou que se restregó y arqueó su espalda a tal suculento movimiento. Kirishima no aguantaba no poder ver la cara de placer de Katsuki así que se salió un momento y volteó con rapidez al rubio, en el proceso rompió la tanga y abrió más las piernas para entrar de una estocada, no dió tregua a Bakugou cuando empezó a moverse sin piedad.

—¡¡Dios, Ei... Ah!! —incoherencias, era lo único que podía formular, el pelirrojo de tanto placer le estaba fundiendo el cerebro.

—¡Vamos amor, córrete para mi!

Así lo hizo el rubio, con un grito que no era propio de él se libero y sintió que su cuerpo se tensaba y se destensaba de forma rápida dando pasó a unas explosiones placenteras, su orgasmo se extendía gracias a que su esposo se seguía moviendo pero luego sintió que lo llenaba de líquido caliente y gimió de dicha.

Kirishima respiraba con dificultad ya que la segunda ronda de sexo había sido turbulenta, con un suspiro se recostó entre las tetas todavía vestidas de su esposo y con pereza le bajo una tela del sostén, un pezón salió con un _plop_ de la humedad que él mismo había dejado antes y con mucho mimo beso y chupo el pezón, con ganas renovadas y con la corazonada de que está ronda iba a ser más rápido ni preguntó si su esposo quería más, su mano entre sus cabellos y que esté lo jalara más a sus pechos confirmaba la respuesta.

Su miembro seguía dentro de su esposo pero esté ni de lejos le había bajado la erección, así que se movió de manera lenta mientras seguía chupando y venerando las tetas de Bakugou, esté arqueaba más su espalda para darle más libertad a la boca de Kirishima, esté se turnaba de forma justs con sus pechos, sus dientes no participaban mucho, sólo eran su lengua y labios chupando con mucho amor pero sin dejar de lado lo erótico, se sentía amado y de su boca se escapaban suspiros y gemidos tan ricos, sus ojos se cerraban solos por la fabulosa experiencia, su esposo le estaba haciendo el amor.

Sus lágrimas volvieron a correr pero por la dicha, sus caderas iban al encuentro de las suaves embestidas de Kirishima, sus gemidos aumentaban de volúmen al sentir su tercer orgasmo tan cerca, su esposo no paraba de besar sus pechos y aceleraba sus embestidas, con su respiración agitada volvió a sentir un orgasmo arrollador, sus gemidos salían casi en forma de aullidos porque sentía su cerebro fundido mientras abría más sus piernas para su esposo, para que también llegará a su orgasmo, no le costó mucho al pelirrojo ya que los sonidos que escapaban de la boca de Katsuki lo habían llevado al borde y se volvió a derramar dentro del rubio.

Ahora si, ambos cuerpos se separaban y se recostaron uno al lado del otro, sus miradas somnolientas se cruzaban mientras sonreían con mucho amor, era cierto que la noche era jóven, pero ellos no estaban muy en forma para continuar, ni siquiera se querían bañar, sólo querían acostarse en forma de cucharita hasta el día siguiente y así hicieron, se arroparon y se acomodaron mejor en la cama antes de desearse unos dulces sueños.


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Ate: Hyejoon

¿Lencería? • [KiriBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora