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El accidente

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Caminaba por los largos y angostos pasillos del Hospital en donde comenzaba sus pasantías, su alta coleta ahora se encontraba recargada sobre sus hombros, sus mechones rebeldes se encontraban por todo su rostro, impidiendo en algunas ocasiones su campo de visión, chocando accidentalmente con algunos de sus compañeros.
Suspiro pesadamente para terminar apoyándose sobre una muralla, recargando la mayoría de su peso sobre esta.

Nunca había esperando que la mayoría de los Doctores eran bastantes estrictos con los nuevos ingresados, no la habían soltado desde que comenzó, le pedían muchas cosas en periodos cortos de tiempo, limpiar, llevar los documentos, estar presentes en las operaciones, ni siquiera había podido regresar a su departamento para asearse correctamente.

Levanto su brazo para bajarlo rápidamente, comenzaba a apestar.
- Quiero ir a casa para tomar una larga ducha.- Suspiro con cansancio para acomodar algunos de sus mechones tras su oreja.

Dirigió la mirada hasta la puerta de vidrio que se encontraba a su lado, en esta observo su reflejo, sus cansados ojos luchaban por mantenerse abiertos, las ojeras eran cada vez más notorias, tornándose cada día más oscuras a medida que no descansaba apropiadamente.

Dejó de analizarse para tomar un pequeño impulso y continuar con su camino, debía de volver a su “trabajo” antes de que la regañan y terminen por hechar, además de que no quiera tener problemas con nadie.

Siguio caminando con paso apresurado, esquivando a algunas enfermeras u pacientes que venian por el sentido contrario, saludando a algunos de sus compañeros en el trayecto, al llegar a su destino toco varias veces la puerta hasta recibir un suave adelante.

- Doctor, le traigo algunos de los documentos que pidió esta mañana.- Informo al momento de entrar.

- Ah, Suzie eres tú.- Le brindó una pequeña sonrisa mientras tomaba los documentos y comenzaba a leerlos con rapidez, firmando algunos y dejando otros de lado para consultarlos más tarde.

El doctor que la había tomado bajo su cargo era un hombre de mayoría de edad, con poco cabello en su cabeza de color plateado y alguna que otra arruga en su rostro; era alguien sumamente amable y comprensivo, siempre que podía le daba algunas horas para poder dormir en la sala de descansó.

- Bien ya todo está listo.- Menciono para acomodar los papeles en orden.- Suzie puedes ir a casa por el resto del día.- Le guiño un ojo para levantarse y y acercarse hasta ella.- Tomalo como un regalo por tus esfuerzos.-

- ¡Muchas gracias Doctor!.- Le brindó una calida sonrisa para salir de la Oficina con más energía que antes.

Se dirigió hasta la salida del Hospital con rapidez, en su rostro ahora se adornaba una gran sonrisa, saludaba a todo aquel que se cruzaran por su camino, a medio camino noto que no había ido a cambiarse de vestimenta, pero esto ahora no le importaba, se iría con la bata blanca hasta su departemento, quería llegar a su hogar lo más antes posible y poder tirarse sobre su cama y no moverse por el resto del día.

Al salir del Hospital se detuvo en la entrada para poder recibir los cálidos rayos del sol sobre su rostro, cerro sus ojos y procedió a inhalar profundamente el aire limpio para que este llegará hasta sus pulmones, se sentía renovada y eso que solo salió unos segundos, como se sentiría estar en su hogar y poder dormir. Abrió sus ojos y le sonrió al cielo, el día estaba bastante lindo, no se veían nubes por los alrededores y el sol no golpeaba tan fuerte, el viento corría con suavidad generando que sus cabellos danzaran al compás de este.

Camino durante varios kilómetros hasta llegar a un puesto de comida, se detuvo para contemplarlo, llevo su mano hasta su estomago el cual gruño ante el hambre que estaba sintiendo, llevaba muchas ahoras sin siquiera tocar algún bocado, lo que daría por uno de esos panes, se veían deliciosos a simple vista, estaba dispuesta a comprase algo para comer pero antes de siquiera poder acercarse un escándalo atrajo su atención, muchas personas gritaban asustadas y otras corrían a todos los sentidos.

- ¡Lo apuñalaron!.- Logró escuchar a sus espaldas.

Vio por última vez el local para dar un largo suspiro desganado, era su deber ir en estos casos y prestar sus servicios, aunque sólo era una pasante por el momento.

Dio media vuelta para poder dirigirse hasta aquel que habían apuñalado, al ver como la gente comenzaba a agruparse en un mismo sector supuso que el afectado se encontraba allí, se dispuso a ir hacia allí, pero antes de siquiera poder lograrlo algo había chocado contra ella.

Vio con extrañes como un cuchillo yacía perforando uno de sus costados, alzó la mirada anonadada para en contarse con el rostro de un hombre con capucha negra, quien retiro el arma con facilidad para comenzar a correr en sentido contrario.
Al momento en que el hombre se había separado de ella, esta cayó al suelo de rodillas llevando sus manos hasta el lugar afectado para poder presionar la herida e impedir que se muriera desangrada.

- Mierda, mierda, mierda.- Se quejó en voz baja.- Esto duele.- Sollozo ante el dolor de la herida.

Confirmado: Resistencia al dolor adquirida.

Una nueva vida, un nuevo comienzóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora