Capítulo 10

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Kirishima había salido a comprar algunos productos en la tienda cercana de su casa, puesto que en su heladera y alacena ya estaban escaseando.

En su búsqueda por algún dulce para su madre, vio a una chica pelirrosa intentando agarrar unos cereales de la primera estantería. Por lo que decidió actuar caballerosamente y alcanzarle la caja por ella.

—Aquí tiene, señorit... —baja los cereales y se detiene al ver el rostro de la chica. Hay algo en ella que le resulta particularmente familiar.

—Hola, musculitos. —La pelirrosa posa una mano sobre el pectoral de Eijirō y masajea suavemente la zona. Él se tensa en su lugar y mira hacia ambos lados, tratando de buscar una salida, evitando que ella hiriera a alguien.

—¿Q-qué haces aquí? —el pelirrojo se pone serio y la villana no puede evitar soltar una risilla.

—¿Es que acaso uno ya no puede venir a comprar cereales? —hace un dulce puchero que Kirishima desea morder, aunque fuera una locura. Ella era malvada y eso no era un acto de hombres.

—¿Entonces por qué...? —él es interrumpido por una llamada a su celular. Se absorta mirando su bolsillo donde este se encuentra y luego a su destinada.

—Adelante, atiende. —Ella le da una sonrisa y Eijirō no puede evitar pensar que es la sonrisa más bonita que ha visto en su vida.

—Hol... —atiende sin fijarse quién le llama, al estar concentrado en la pelirrosa, siendo interrumpido por Bakugō gritándole.

—¡¿Dónde estás, pelos de mierda?! ¡Estoy en tu maldita casa y no sales!

—Ah... bueno... yo... —realmente no sabe qué decir, teme que su destinada haga algo malo si dice algo incorrecto. Pero a su vez, trata de pensar en alguna señal para mandarle a su mejor amigo y que este llame a los refuerzos.

—¡¿Qué?! ¡No te entiendo un demonio!

—Es que yo... no... —Vamos, Eijirō, piensa, debes hacer algo rápido. Pero sus pensamientos se ven interrumpidos al sentir a la chica arrebatarle el celular.

—Hola, cariño. —Su voz es sumamente dulce, nadie se imaginaría que sería capaz de matar a una persona.

—¡¿Tú...?! ¡¿Qué jodidos le hiciste a Kirishima?! ¡¿Dónde lo tienes?!

—Mmh, no grites, cariño, haces que me duela la cabeza. —Ella se acerca más al pelirrojo y lo abraza de la cintura con su brazo restante, logrando tensarlo y que su respiración tiemble. —¿Por qué debería responderte? Aún sigo enojada contigo por no acatar las reglas del juego.

—Mira, maldita desquiciada, si no me dices dónde lo tienes, juro que yo...

—¿Qué? ¿Qué harás? —Katsuki se queda en silencio por lo que ella decide proseguir. —Quizás sea demasiado tarde para el momento en el que realmente hagas algo por él.

La pelirrosa acerca sus labios al cuello del beta encerrado en su brazo y besa suavemente la zona para luego morder con agresividad, logrando que el pelirrojo soltara un gemido.

—¡¿Qué coño le has hecho, maldita perra?!

La villana corta rápidamente, dejando al delta con la duda y la desesperación corriendo por sus venas.

—Me quedaré con esto, Kiribb. Te lo devolveré en la noche. —La chica ríe extasiada y suelta al pelirrojo en estado de shock, yendo apresuradamente a la salida y desapareciendo de la vista de todos.

 —La chica ríe extasiada y suelta al pelirrojo en estado de shock, yendo apresuradamente a la salida y desapareciendo de la vista de todos

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Bakugō había llamado a Aizawa luego de que todos sus intentos por volver a contactar a Kirishima lo llevaran al buzón de voz.

El profesor había venido con All Might, Hawks y otro héroe más que él no reconocía.

El héroe alado sobrevolaba la zona intentando encontrar al chico pelirrojo, logrando verlo después de diez minutos en el aire.

—¡Lo encontré! ¡A unas cuadras hacia su izquierda!

Ante las palabras del rubio, todos se dirigen hacia allí, All Might llegando primero.

—¡Joven Kirishima! ¿Te encuentras bien? ¿Estás herido? —el chico se sorprende al ver a su profesor frente a él, pero luego recuerda que ha tenido un encuentro con su destinada y su mejor amigo habría avisado de que se encontraba con ella.

—Estoy bien, no se preocupe. Solo...

—¡Maldito idiota, ¿dónde estabas?! ¡¿Esa bruja te ha hecho daño?! —Antes de siquiera poder responder, Eijirō es revisado por Katsuki, deteniéndose en su cuello al ver una marca de mordida. —¡Esa perra! ¡Estás sangrando!

—Kirishima, ¿ella te ha capturado? ¿esos son regalos de ella? —Aizawa señala las bolsas que el pelirrojo lleva en sus manos.

—¿Eh? ¡Ah, no no no! ¡Son las compras del supermercado!

—¡¿Has ido a un jodido supermercado mientras nosotros intentábamos encontrarte?!

—¡No, bro! Estaba en el local cuando me la encontré, se ha llevado mi celular, por eso no he podido contactarte.

—Kirishima, iremos a curarte esa herida y nos dirás exactamente qué hizo y qué te ha dicho. —El pelinegro gira su cabeza hacia atrás y se dirige hacia los demás héroes. —Ustedes pueden irse. All Might, mantente alerta.

Los mayores asienten y se retiran del lugar, dejando solos a Aizawa y sus dos alumnos.

Los mayores asienten y se retiran del lugar, dejando solos a Aizawa y sus dos alumnos

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Bakugō y Kirishima estaban sentados en el sofá del último, en silencio. Aizawa se había ido luego de curar al pelirrojo y escuchar lo que había sucedido en el supermercado. Ante la duda de no saber si en verdad la villana aparecería para devolverle el celular, dos héroes estaban vigilando su apartamento.

—Me preocupé por ti.

Eijirō se sorprende al escuchar a su mejor amigo, no pensó que fuera a hablar, mucho menos a decir algo como eso.

Voltea su cabeza para observarlo, pero el ojirrubí no está mirándolo. Tiene los brazos cruzados y su mirada se dirige hacia la pared.

—No te preocupes, Blasty, estoy bien. No me ha pasado nada. —El pelirrojo sonríe, nunca se esperó que Katsuki fuera a demostrar algo de cariño, aún si eso no fuera denominado comúnmente como tal.

—¡Te ha mordido el cuello, dientes de tiburón! —ahora sí, el rubio cenizo gira su cabeza hacia él, mostrando todo su enojo. Pero no contra el pelirrojo, sino contra su destinada.

—Solo ha sido una pequeña mordidita, no duele nada.

—¿Entonces por qué mueves constantemente el hombro, tocas tu jodida venda y te la pasas mirándola?

—Bueno... —Kirishima ya no tiene escape. Sí, le duele, pero seguro no se compara con la preocupación que sintió Bakugō al no recibir respuesta a sus llamados.

—Solo ha sido una mordida, se le pasará en unos días. —Ambos giran sus cabezas hacia donde proviene la voz de su destinada y la encuentran sentada en la barra de la cocina.

—¡Tú, maldita perra, lo has herido! —Bakugō se levanta con la intención de ir hacia ella y darle una lección, pero esta desaparece. —¡Da la cara, cobarde!

—¿Es que quieres ver mi precioso rostro? —Esta vez, la villana aparece frente a la mesita delante del sofá. Y levanta una pequeña bolsita en su mano. —Te traje esto, musculitos. —Deja la bolsita sobre la pequeña mesa y antes de que pudiera hacer algún movimiento más, Katsuki se lanza contra ella.

Destinados [BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora