Narrador;
La noche vera tranquila y bella para todos pero no para no para un joven de 15 años.—¡Te dije que te fueras a bañar!. —Gritaba una mujer de treinta años.
Daniel: Ya voy, ya voy!. —gritó mientras tomaba su ropa y toalla.
—¡No me respondas Jovencito!. —le gritó desde la cocina.
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Y ahí se encontraba metido -hundido- en la tina con el agua hasta la nariz, se le podía ver triste, pensativo y desanimado -se hundió por completo- las burbujas salían y salían, en menos de un minuto salió de golpe para respirar. Agitado y sin fuerzas intentó salir de la tina pero en un mal paso se resbaló y fuera de la tina cayó.
Daniel: A-auch. —Se quejó.
—¿Estás bien?. —Su madre preguntó muy preocupada desde el otro lado de la puerta, el golpe la había puesto alerta.
Daniel: Ehh, estoy bien... —dijo intentando que no se le saliera el aire.
—Bien, la comida ya está lista. Baja cuando termines. —y se fué a la cocina de nuevo.
Daniel:
Por el amor de todos los dioses ¡casi maldigo!.
Ah~... pero eso es lo de menos. ¿Cuánto tiempo más tengo que estar sin saber que hago aquí? Se supone que todas las personas tienen un sueño, una razón para vivir o al menos un objetivo.Narrador
Lentamente comenzó a vestirse de la ducha salió y se dirigió a la sala.—Hijo, hijo ya te servi. Date prisa antes de que se enfríe. —se sentó en la silla, rezó y comenzó a comer.
Por otro lado, Daniel estaba mirando la luna desde la ventana de la sala de estar, corrió las cortinas para tapar las ventanas y se fue a comer.
Al terminar, levantó los trastos y los lavó, tenía las manos tan heladas que pensó, sería buena idea acercarse a la chimenea para calentar sus manos y de paso también su cuerpo. Como era de costumbre y por creencias de su madre, debían dormir antes de que dieran las 11 de la noche."Recuerda dormir antes de las 11 de la noche, o al menos quédate en la cama sin salir de ella. A esas horas pasan cosas extrañas y raras criaturas aparecen para llevarse a la gente"
Solía decir su madre, él nunca supo exactamente por qué lo decía, talvez para darle miedo y que se fuese a dormir temprano pues últimamente se había estado desvelado (jugando Free Fire jajajaja ok no), a lo mejor sólo era eso.
Y así era, pero tanta era su curiosidad que se quedó despierto, hasta que las 11 de la noche llegó y cosas anormales comenzaron a suceder: Gigantescos pasos se oían a los alrededores de la pequeña cuidad, risas adorables, de angustia y escalofriantes comenzaron a reinar la noche, luces -tipo luciérnagas- comenzaron a entrar en la casa y flotar por todas partes, iluminando cada rincón oscuro. Plantas raras y brillantes comenzaron a salir y uno que otro duende se las comía.
¿Encerio eso era real?, no lo podía creer. Su curiosidad fue aumentando poco a poco, al punto de llegar a destaparse el rostro -hubiera continuado, hubiera salido de la cama, de no ser por unas voces que de su trance lo sacaron- rápidamente se volvió a tapar de pies a cabeza.
·—Oiga jefe, ¿Qué hacemos con los otros niños humanos?. —un duende chaparro y delgado le preguntó a uno fuerte y alto.
•—Has con ellos lo que te plazca, —habló irritado, ya había tenido un problema del cual apenas y pudo escapar, no quería saber de otro, al menos no por ahora— cómetelos si quieres. —le sugirió y se fue, por la ventana saltó hacía un portal que en el cielo se había echo.
El duende flacucho se acercó a el armario de Daniel y en ella abrió un portal del cual sacó un enorme costal y al suelo la tiro, -y de ella unos quejidos se escucharon- el duende comenzó a reír y se fue a la sala para comer algo antes de darse un gran festín de carne humana.
Y al ver que el duende se marchó, Daniel decidió ir a ver el contenido de aquel costal, al abrirlo su sorpresa fue aún más grande que al principio, en el costal estaba una chica y un chico que parecían ser de su misma edad.
La chica intentó decir algo pero, en un abrir y cerrar de ojos él ya se encontraba dentro del costal, amarrado.
El duende le había visto, pero había decidido dejarlo pues el chico estaba en la cama y eso -en su mundo- era como estar dormido pero, al verlo fuera de ella, ahora sí podía llevarselo sin objeción alguna.
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Las Aventuras de Daniel
AdventureDe dimensiones a mundos inimaginables, Daniel viajará para encontrar la razón de su existir y el significado de amar.