capitulo 1: Suleyman el Magnifico

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El Emperador Suleyman del Imperio Oriental era conquistador de 4 mazmorras y adorado por su pueblo casi como un Dios, un salvador, un líder, un guerrero. Era el Magnífico. Pero este Emperador tenía una debilidad y esa era las mujeres hermosas por lo que tenía un harem de 20 mujeres, 20 sultanas y madres de sus hijos e hijas. No se había casado ya que la costumbre dictaba que las debía repudiar a ellas y sus hijos, y no podía hacerle eso a las 20 mujeres que lo amaron y le dieron hijos.

En ese momento el Emperador Suleyman sentía una fuerte jaqueca después de leer 4 cartas: la primera del Reino de Sindria, la segunda del Imperio Kou, la tercera del Reino de Kina y la cuarta del Imperio Reim. En resumen, iban a venir de visita al imperio Oriental. En esos momentos Suleyman se masajeaba las sienes intentando calmarse cuando un guardia exclamo.

"¡Sultana! ¡No puede entrar sin ser anunciada!

La sultana que había entrado era la sultana Daina, quien traía una canasta de frutas y una sonrisa pícara en los labios. Con lo inmadura que era podría ser otro dolor de cabeza para el Emperador, pero su encantadora y algo loca Sultana Daina jamás le causaría dolor de cabeza.

— Mi Emperador y esposo, te traje fruta y vino, no estas ocupado ¿verdad? – dijo Daina

— Para ti, nunca. Mi flor

— ¡Que bien! – dijo dando saltitos – mi amado esposo debe estar cansado

— De verdad tengo dolor de cabeza

— ¿Por qué?

— El rey Sinbad, el príncipe Kouen Ren, el rey Yamato y Muu de Reim

— ¿Y esos quiénes son?

— 4 personas que volterán mi imperio de cabeza, vienen de visitas diplomáticas y creo que entre ellos no se llevan bien

— ¡Tsk! Que gente estúpida y aburrida, se llevarían bien con Mustafa Pasha

Suleyman río por lo bajo, Daina sí que era una chica descarada y sin respeto por la autoridad, como lo era un Pasha, pero aun así la quería mucho y era madre de sus hijas gemelas. Suleyman tomo la mano de Daina y la beso. Aun recordaba como la conoció y como cuando al traerla al palacio se volvió el dolor de cabeza de los Pasha y la madre Emperatriz y la princesa Semiramis. Pero si no fuera así no sería Daina.

— ¿Que me trajiste? Necesito un descanso – dijo Suleyman

— Fresas y duraznos, lo saque de la huerta – respondió Daina

— ¿la de mi madre?

— Ups!

— No tienes remedio Mujer – dijo Suleyman entre risas

El chisme de que vendrían 4 enviados de 4 naciones diferentes llego a los oídos de muchas sultanas, pero también a la princesa Semiramis, la cual odiaba a las 20 sultanas y a su hermano por ser el emperador. Solo 3 de esas odiosas oportunistas eran extranjeras: Yan He, Lily y Lenka. Por lo que primero iría a hablar con ellas.

Con la primera quien fue a hablar fue con la sultana Yan He, la cual se estaba arreglando cuando sorpresivamente entro Semiramis. Claro que a la sultana Yan He no le agradaba su cuñada ya que sabía de lo que era capaz.

— ¿Cómo esta Sultana? – pregunto Semiramis con falsa dulzura

— Princesa -- dijo Yan He a modo de saludo

— Debes estar feliz, viene un enviado del Imperio Kou, tu tierra natal, podrás saber de tu familia

— Gracias por la información, Semiramis

El Harem es un desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora