El pasar de los días era diferente en ese lugar, bien podrían haber pasado un par de horas o estaba tan insegura que yo lo sentía como si se tratara de varios días, quizás era porque me encontraba en completa oscuridad la mayoría de las veces, o quizá también dependía del hecho de que pasaba la mitad del tiempo leyendo la colección bizarra del librero de Dabi y la otra mitad cuidándome del mismo captor y su mirada infernal.
Sea lo que fuera y el tiempo que hubiera transcurrido la rutina era la misma, Dabi me vigilaba la mayoría del tiempo y me molestaba para asegurarse que mi estancia fuera especialmente desagradable, al menos no había vuelto a tocarme desde la primera vez, pero no sabía si era porque no le interesaba o porque estaba esperando el momento adecuado para hacerlo, la sensación era la misma de todas formas... sentirme como un animal atrapado y acechado todo el tiempo al menos me mantenía en mis cinco sentidos y constante alerta.
Él controlaba mis tiempos de lectura, me decía cuando tomar una ducha y me daba de comer casi en sincronía perfecta cada cierto tiempo, a veces se iba por un par de horas y cuando regresaba parecía irritado y cansado, me había cansado de intentar entender para que podría servirles una estudiante como yo, sería tonto intentar averiguarlo más tiempo y al menos en palabras de Dabi solo lo sabría el día que finalmente dispusieran de mí.
DABI: Que pasa zorrita, hoy estas especialmente distraída en esos libros...
Sus manos dejaron sobre la pequeña mesa de lectura donde estaba un plato frente a mí, había un par de panecillos, carne y algo que parecía pure...esta vez no había guisantes, la primera vez que Dabi se había encargado de llevarme de comer me había encargado de ver los guisantes con asco, siempre los había odiado, termine comiéndolos aun cuando me desagradaban, era gracioso pensar que ahora no estuvieran en el plato por que se hubiera percatado que no me gustaban.
Grácias...
Mis ojos se deslizaron del plato al libro intentando ignorar al contrario, rezando porque ese día no tuviera suficientes ganas de molestarme, algo en lo que claramente me equivoqué cuando sentí su mano levantar mi barbilla y con esto mi mirada, forzándome una vez más a observarlo.
Dabi: Estoy algo confundido...por un momento creí que estabas intentando ignorarme...que tontería... jamás te atreverías a hacer algo que me hiciera enfadar a propósito ¿cierto?
Su mano se apretó en mi mandíbula haciéndome daño, ladeó mi rostro mirándome con atención y después me soltó al fruncir el ceño.
Dabi: Estas perdiendo peso...
¿Eso importa?
Me reproché a mí misma por no permanecer callada, no quería darle el gusto de mantener una conversación con él, pero siendo franca creo que en ese momento yo la necesitaba más, si no hablaba con alguien probablemente terminaría volviéndome loca, aun cuando la única persona para entablar un contacto fuera con mi captor, era una situación extraña y a mi parecer trágica, la única persona con la que puedo interactuar es alguien que probablemente terminara acabando conmigo.
Dabi se quitó la pesada chamarra que llevaba puesta y la aventó a la cama, debajo tenía una camisa que yo había usado apenas un par de días atrás, sus brazos estaban fuertes pero lastimados, era imposible no preguntarse qué otras actividades hacía cuando no estaba conmigo.
Él pareció percatarse que de que aún lo estaba mirando y me sostuvo la misma mirada para después sentarse en la orilla de la cama dejándose caer pesadamente.
Dabi: No creo que quieras perder tu figura...
Mi figura no me importa
Dabi: A mi si...
