El destino de Hayden

Cap 1 La sal de mi llanto

Me llamo Hayden Meyer y tengo 16 años. Tengo amigos, falsos y verdaderos, y vivo sola con mi padre y mi hermano. En mis ratos libres me gusta escuchar música. Después de haber leído todo esto ¿como me definirías? Solo en tres palabras. Si piensas que esto coincide contigo, o casi igual que a ti, estoy segurísima de que estas equivocada, muy equivocada. Te aseguro que si piensas "una chica normal", no es, sino todo lo contrario. Piensalo detenidamente, ¿te has sentido alguna vez triste? La respuesta claramente es un sí, si piensas que no, te estas mintiendo a ti misma. Eso es lo que te digo, nada más ni nada menos que eso.

Esta es la verdadera historia de Hayden.

Hayden era una chica normal y corriente hasta que un día, su "querida" mamá se fue de sus vidas. Abandonó a su hijo mayor, a su preciosa y alegre hija y a su buen marido por los brazos de otro hombre. Los abandonó por una simple razón: el dinero y la fama. En esa época Hayden tan solo tenía cuatro años. A los pocos años, tuvo que ver una desagradable y horrible escena que nunca olvidaría en su vida.

-Hayden, ven aquí un momento.

-Si, papá. ¿Qué pasa?

-Quería decirte que mañana me voy de viaje a Australia y no vuelvo en un tiempo.

-¿Mañana?

-Sí, cariño. Siento tener que viajar tanto y no tener el tiempo suficiente para estar contigo.

-Vale, y ¿cuando regresarás?

-Pues la verdad, esta vez me tengo que quedar como mínimo unos 3 años.

-¿Tanto tiempo?

-Lo siento, Hayden. Me lo dijeron ayer en el trabajo y no pude negarme. Estoy haciendo este sacrificio por ti. Para poder alimentarte y darte una buena vida.

-Vale. Le digo con una cara seria y firme como siempre.

-Me alegro que lo entiendas. Sé que desde que tu madre nos aban...

-¡Basta!

-Lo siento. Me dice mientras se les cae las lágrimas.

-No, papá. No lo sientas, fue su culpa que le pasara eso a mi hermano.

-No, fue culpa mía.

-¡Que no papá! Fue todo su culpa.

-Cariño...

-Espero que tengas un buen viaje y regreses pronto.

-Gracias, cariño. Ven. Me dice a la vez que abre sus brazos para recibir un abrazo mio.

Voy corriendo y le abrazo con todas mis fuerzas. Le dije que no se preocupara por mi, que yo sabía como cuidarme sola, que ya estaba acostumbrada.

A la mañana siguiente, como siempre, me desperté con una pesadilla, era las seis y media. Como era temprano, mi padre no se había despertado todavía. Se iba a Australia a las 10:00 am hasta dentro de 3 años. Me dispuse a hacerle un desayuno especial, su desayuno favorito: una tortilla francesa, unas tostadas y un jugo de naranja.
Justo antes de que fuera a despertarle, me estaba observando desde una esquina de la cocina.

-Buenos días, ¿te has despertado otra vez con un mal sueño?

-Si, papá. ¿Por qué me estabas viendo desde ahí? Le digo mientras señalo el sitio.

-Porque mi niña linda desde pequeña se ha ocupado sola de si misma. Muy madura para una niña, nunca ha necesitado la ayuda de nadie.

-Si...

Esta iba a ser la ultima vez en los próximos 3 años que me sentara junto a mi padre a desayunar con él. Iba a echar mucho de menos estos maravillosas momentos, en que le encontraba por la mañana en la cocina y le preparaba el desayuno.

Rota, destrozada. De repente sentí cómo un témpano de fuego se clavaba profundo en mi corazón, quemándolo, atravesándolo impasible, hundiendo mi vida en una profundidad helada y oscura. Dicen que las sirenas con sus cantos atraen a los marineros para llevarlos con su abrazo letal al fondo del mar. Aquel día, cuando mi padre me abrazó para despedirse de mí, sentí que me llevaba con su voz melodiosa por un camino en el que ya no estaría allí cuando le gritara con todas mis fuerzas que me estaba hundiendo. El grito desgarrado del marinero enmudecido por la sal amarga del mar que llena, fria como la muerte, su boca.

¡Cómo duele en lo más hondo cuando un día de repente te arrancan tu rutina y el destino la convierte en una vida que fue tuya pero que ya no te pertenece, una parte de ti que ya sólo existe en tus recuerdos y que la memoria, cruel, te la va arrebatando cada día que pasa hasta dejarte sólo con unas pocas imágenes borrosas de ese pasado!