Capitulo único

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Si bien, su etapa de playboy/borracho había terminado, la mala fama de ese oscuro momento seguía presente en su vida gracias a la prensa la cual, seguía especulando cuando volvería a caer en ese bajo mundo.

Algo que Pepper Potts tenía como objetivo cambiar.

Amaba a su amiga, quién incondicionalmente había estado para él en su proceso de recuperación y desintoxicación, una experiencia nada agradable para aquellos quiénes lo rodeaban, pero ella no lo abandono. Tal motivo no le permitía negarse y criticar las ideas de su amiga de ponerlo en situaciones completamente nuevas y socialmente emotivas con la intención de atraer fama "positiva" a su persona.

Pepper le había obligado asistir como maestro auxiliar a las actividades de inauguración del nuevo centro comunitario para hijos de trabajadores de New York, del cuál era fundador. 

No acostumbraba estar rodeado de tantos niños (apodados kindergardianos en su mente), pero realmente estaba disfrutando de su compañía.

Constantemente corrían abrazarlo, darle algún beso en la mejilla, pedirle un cariño, sentarse en su regazo para leerles un cuento, contarle lo que hacían o hacerle alguna petición.

Pequeñas acciones que calentaban el corazón de hierro del genio.

—¡Maestro Tony, maestro Tony, maestro Tony! —insistía la pequeña niña rubia de ojos azules jalando del pantalón de Tony.

—¿Qué sucede, pequeña? —Se inclinó a su altura para escuchar entre el alboroto de los niños.

—¿Le gustaría ir al cine? —Pregunto con un aspecto serio pero su tambalear de adelante hacia atrás mostraba nerviosismo.

El genio sonrió lleno de ternura.

—Sí, me gustaría ir al cine.

—¡Sí! ¡Le aseguro se divertirá! —Se alejo la pequeña a brincos hacia sus compañeros con una gran sonrisa en el rostro.

Tony negó divertido. Una niña de solo siete años lo había invitado al cine, algo que ninguna de sus parejas anteriores había hecho.

No sabía si sentirse feliz o triste ante el hecho de nunca haber recibido una invitación así.

Aunque una parte de él no podía mentirse, sabía que esas personas en su vida nunca fueron con el objetivo de poder establecerse, eran cuerpos que buscaba para no estar solo en las noches.

Después de tocar fondo y decidirse a cambiar dejando atrás excesos y amantes, fue capaz de aceptar lo solo que se sentía.

Pepper, junto a Romanoff y Banner le habían enseñado su lealtad como amigos y a pesar de amarlos con todo el corazón, ellos no podían darle ese afecto que necesitaba en su vida, uno capaz de robarle el aliento y corazón.

Suspiró.

Cada año tenía menos esperanza de poder sentir algo así algún día.

Eran las 3 p.m. y los niños estaban sentados con sus trabajos de pintura en mano. Su última actividad del día fue estar en la puerta mencionando el nombre de los niños por los cuáles sus papás iban, los niños se despedían dándole un beso o abrazo. Tony no podía estar más feliz por eso.

Un hombre con pantalón de vestir azul, camisa color blanco, portafolio y saco en su antebrazo se acercó a él con una sonrisa amable. Sintió por primera vez quedarse sin aire al ver a una persona, no negaba haber conocido hombres y mujeres de gran belleza, pero nunca nadie como ese hombre. Su cabello perfectamente peinado, ojos azules y porte lo hicieron sentir nervioso conforme más se acercaba a él dándole una mejor vista de sus perfectos rasgos.

Una cita para papá  STONYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora