No debería ser así.
No debería pasar esto.
Ni siquiera debería estar imaginando algo así.
Pero la realidad es, que esto está pasando, una vaga fantasía que trató de quitar de su mente está sucediendo. Y es algo que debió haber detenido, que debió haber parado y quedarse en el baúl del olvido o como una anécdota vergonzosa.
Pues el hecho de que la haya encontrado masturbándose en su habitación, cuando creía que él estaba durmiendo, estimulándose y emitiendo suaves y bajos gemidos mientras temblaba bajo su propio toque. Ocultando esto con una almohada entre sus piernas su mano mientras recargaba ligeramente su espalda en la cabecera, acariciando y apretando sus propios dedos, húmedos; era simplemente pavoroso.
Y que Megumi simplemente la haya visto dándose placer, en silencio, sin decir o hacer nada, lo hacía todo mucho peor.
Demasiado vergonzoso, casi rozando a la humillación. Sintiéndose tan expuesta al haber sido atrapada in fraganti.
No tenía palabras para describir con exactitud lo que esta situación le estaba provocando. Sobre todo porque el jade frío estaba sobre ella, en blanco.
Ni siquiera supo que decir para desvanecer la tensión y la incómoda atmosfera, cuando Megumi se acercó a la cama y se sentó en el borde. Haciéndola encoger sus piernas y apretar con estas la almohada entre ellas, cohibida.
Al menos, hasta que fue capaz de hallar su voz y su mente cansado de pensar las palabras "adecuadas".
-... Perdón, ¿T-Te desperté?
Megumi entrecerró los ojos, frunciendo ligeramente el ceño (o esa impresión le dio, gracias a la tenue luz lunar que se filtraba por las cortinas de su ventana).
- Deberías estar molesta conmigo, Tsumiki.
Una torpe sonrisa –llena de incomodidad– apareció en sus labios –. S-sí... debería – se aclaró la garganta, haciendo a un lado la vergüenza y también, porque lo que menos quería era otro silencio –... ¿Sucedió algo, Megumi?
Megumi lo pensó, alrededor de diez minutos que se le hicieron largos pero inevitables. Probablemente porque no esperó encontrarse a Tsumiki en este tipo de situación, tal vez porque nunca imaginó que ella hiciera eso o tal vez, sólo tal vez, las palabras habían volado de su mente cuando fue espectador de Tsumiki masturbándose.
(Perdiéndose y hechizándose con la suavidad y tenuidad de su voz al resoplar y proferir pequeños gemidos
Sintiendo un poco de culpa por haberlo disfrutado, por un momento cuando ella no notó su presencia).
-... No podía dormir.
- Oh – las mejillas de la morena enrojecieron furtivamente ante el pensamiento de que, posiblemente, la escuchó –, entonces... ¿Me escuchaste?
Te vi hacerlo, fue lo que quiso decir Megumi. Pero en cambio –: Un poco – fue la respuesta.
De ahí le siguió un silencio más incómodo que el del principio, donde ninguno se atrevió a mirar al otro o siquiera moverse por temor a volver peor las cosas. Era un desastre, a decir verdad.
Pero entonces...
- Tsumiki – acercó su mano a la almohada, apretándola mientras dirigía su mirada a los ojos cohibidos de Tsumiki quien tembló ligeramente al sentir cerca su mano. Con un nuevo sentimiento aflorando en ella ante la mirada dubitativa de Megumi.
Nerviosismo y – expectación.
Ante una pregunta no dicha, no formulada ni expresada en voz alta. Pregunta que, no en lugar de provocarle repulsión o rechazo, le provocó curiosidad; aunque casi siempre, todo (o casi todo) de Megumi le provocaba curiosidad.
(Dime qué esconden tus jades, Megumi.
Dímelo).
Lentamente apartó sus piernas de la almohada, dejando que Megumi la quitara y dejara expuesta su entrepierna. La cual le cosquilleaba y comenzaba a palpitarle (sin su permiso), reprimiendo a duras penas un espasmo ante lo que haría.
Ante lo que podría pasar.
Una vez alejada la almohada, la mano de Megumi se acercó y posicionó sobre su parte íntima. Tratando de abarcar el monte de Venus con sus dedos, rozando el clítoris bajo su palma, descansando en sus labios mayores. Esta vez, tembló ante el tacto ajeno proporcionado por el pelinegro quien no sólo cubrió con su mano su zona sensible sino que también, le daba ligeros apretones que la hacían estremecerse.
Suspiró, sintiendo el calor aumentar gradualmente en ella. Hasta que un intruso se coló dentro que titiritar y pasar saliva para aclararse la garganta ante tan repentina acción; lo sintió acercarse y se decepcionó al sentir su dedo salirse.
- Recárgate sobre mi pecho, de espaldas.
No protestó e hizo lo pedido, sintiendo una vibrante emoción (que tal vez no debiera sentir). Sentándose entre las piernas de Megumi y recargándose en su pecho, temblando al sentir su mano pero sobre todo sus dedos, haciendo círculos sobre su vientre antes de descender sobre su monte de Venus, acariciar su clítoris y luego sumirse en su interior. Estremeciéndose nuevamente y gimiendo ante el ir y venir de los dedos de Megumi que lentamente iban humedeciéndola.
Su razón se vio nublada por el placer y ahogada por el sonido de chapoteo, sonido húmedo que provocaba su intimidad y los dedos de Megumi. Volviéndose cada vez más rápido el ir y venir, cada vez sintiendo la necesidad de más.
(Porque incluso los niños buenos son codiciosos y quieren más y más).
Tsumiki mantenía aferradas sus manos a las sábanas mientras que sus dedos apretaban estas, con las piernas temblorosas y amenazando con cerrarse; mordiéndose de a ratos los labios con gemidos atorados, apoyando su cabeza en el hombro de Megumi.
E incapaz de soportarlo por más tiempo, se desbordó en un suave y exhausto pero complacido gemido. Quedándose en vilo, tranquilizando su respiración mientras los dedos del azabache permanecían ahí, quietos.
- Megumi... Mmm.
-... Eres una pervertida, eh – Megumi retiró sus dedos, notando lo húmedo y ciertamente, pegajoso de los fluidos de la castaña.
Tsumiki percibió la burla en su voz, que en vez de avergonzarla, le hizo sonreír con astucia –. ¿De verdad? ¿Y qué me dices de ti, Megumi? – acarició con una de sus manos su pierna, acrecentando su sonrisa al sentir un pequeño escalofrío –. ¿O quieres ocultar el hecho de que...?
- Tsk, cállate.
Y ese fue el primer beso de muchos.
-Traumada Taisho
Mátenme... o mejor no.
Me disculpo pero no me disculpo, bai.
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Who's searching for redemption [Tsumiki/Megumi]
Fanfic[Viñeta/AU] (Porque incluso los niños buenos son codiciosos y quieren más y más).