Capitulo único

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La nieve caía suave sobre el bosque dejando pequeñas huellas blancas y derritiéndose en cuanto tocaban su cabellera y ropa. El viento ululaba entre las ramas de los árboles, recordándole que debía volver pronto a la cabaña.

Recogió los últimos troncos secos que pudo encontrar y comenzó su camino de vuelta con su omega. En cuanto estuvo cerca de la vieja cabaña que crujía ante el frio viento, sus orejas se crisparon escuchando los quejidos de Eijiro que provenían dentro ella. Empujo la pesada puerta que se abrió dejando un chirrido molesto a su paso.

Dentro, un aire tibio lo recibió encontraste del frio exterior. Eijiro yacía justo como lo había dejado, acostado en su nido en medio de la cabaña, desnudo, su cola rojiza se agitaba con molestia, respiraba cortado y pasaba una mano suavemente por su barriga. Una fina capa de sudor cubría su piel y pelaje rojizo, dándole casi un brillo a la luz de la fogata que comenzaba a apagarse.

"¿Katsuki?" El omega levanto solo un poco su cabeza, con sus orejas atentas a cualquier peligro

"Si, soy yo" Eijiro se relaja y vuelve a hundirse en la comodidad de su nido

Con cuidado, deja los palos de madera a un costado del fuego y hecha adentro solo algunos para mantener viva la llama. Cuando termina, se sienta a su lado y aparta con suavidad el cabello rojizo que pega a su frente "¿Cómo vas?".

Eijiro suelta un suspiro y se acerca a la caricia que le entrega su alfa "Aun no siento que tenga que pujar"

"Bien, tómatelo con calma" El parto es como un baile a ciegas, ninguno de los dos sabe muy bien que es lo que deben hacer y solo se guían por sus instintos, lo único que hasta ahora no les ha fallado. Mientras acaricia la frente sudorosa de su compañero, se concentra a el constante aleteo que proviene del vientre de Eijiro. El corazón de los cachorros late fuerte, entregándole un poco de consuelo al molesto nudo de ansiedad que se acumula en su garganta.

El omega suelta un quejido y sus extremidades se contraen intentado aliviar el inmenso dolor que atraviesa "Katsuki...".

"Shh, lo estás haciendo muy bien, sigue así"

Las contracciones sacudieron el vientre de Eijiro con tanta fuerza que se tensó visiblemente cada vez que una lo atravesaba, tomando todo su cuerpo en agonía antes de liberarlo para un respiro demasiado breve. Cuando la contracción termino, sus músculos se relejaron, soltando una larga exhalación.

Luego de una pausa, el omega susurra: "Quiero moverme"

"No creo que sea buena idea si te mueves..."

"A pasado mucho tiempo, quiero moverme" El alfa suspira resignado, después de todo Eijiro era quien iba a dar a luz a los cachorros, y el único que sabia como se sentia.

Lo ayudo a levantarse con cuidado, y entre quejidos se quedó de pie balanceándose con su apoyo. Katsuki no quiso hablar por miedo a romper la letanía que parecía estar inmersa Eijiro concentrándose en el movimiento de sus caderas y en su constate respiración. Froto su mano por la espalda del pelirrojo, sintiendo como su corazón se contraía al rozar las cicatrices de latigazos que quedarían marcadas en el cuerpo de Eijiro para siempre, como un constante recuerdo de ese horrible pasado que deseaban dejar atrás...

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Recuerda el día que conoció a Eijiro como si fuera ayer. Los demás híbridos murmuraban que traerían a otro lobo al pozo. Cunado entro encadenado detrás de su dueño, fue imposible no fijarse en su melena carmesí, sus músculos y contextura gruesa que lo hacían destacaba entre todos. Tal vez un nuevo alfa o un beta para luchar.

Winter SolsticeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora