.°•𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘶𝘯𝘪𝘤𝘰•°.

40 10 39
                                    

𝐏𝐨𝐯. ?

Despertó. Estábamos a punto de irnos. Llevaba más de tres horas en ese estado, creo que el líquido que inhaló fue demasiado fuerte para ella.

Nuestra víctima abrió los ojos lentamente, pero lo que ocurrió fue... Extraño... En ves de asustarse, forcejear o implorar por su vida, se veía relajada. Hasta parecía que está mas a gusto aquí, atada a una silla con una mordaza en la boca en un lugar que no conoce.

— Acostúmbrate a esto —habla nuestro jefe a la chica— será tu casa por un par de días.

Dicho esto hizo una señal para salir, sin antes quitarle aquella cosa de su boca a ella. Estoy impactado, ella no hablo nada, ni siquiera hizo un drama o a llorado. Algo no está bien.

Lo tengo que averiguar.

•'.°•'.°•'.°•'.°•'.°•'.°•'.°•'.°•'.°•'.°•'.°•'.°•'.°•'.°

Huí. Escapé al lugar donde teníamos a aquella chica encerrada injustamente. Tenía que hablar con ella. Aproveché que nadie estaba ya allí con ella, solo seríamos ella y yo.

Cuando me vio entrar, solo se limitó a verme y dar una sonrisa, muy linda por cierto. Traía puesto un pasamontañas para que no supiera quién soy verdaderamente.

— ¿Hola? —hablé.

— H-hola —responde tímidamente.

— ¿Te sientes bien? —pregunté preocupado.

— Si, supongo —suspiró levemente— ¿sabes? No deberías preocuparte por tu prisionera; además agradezco que me hayan traído, prefiero esto antes que el infierno de mi casa.

— ¿Fue por eso tu actitud tan distinta a la de los demás prisioneros que tuvimos antes? —estoy confundido.

— Sí —dijo obviamente, encogiéndose de hombros— que irónico, te considero una persona más comprensible y amable a tí que a mi familia —dió una risa vacía.

— Tienes problemas, ¿cierto? —traté de iniciar una conversación con ella.

— Más que eso —desvió la mirada— simplemente ya no quiero vivir, es todo.

— ¿C-cómo te llamas? —dudé en preguntárselo, al final accedí a mi propuesta.

— Soy Emma —sonrió— Emma Parker... Y... ¿Cómo te p-puedo llamar yo a tí? 

— Sólo dime S.A (EsEi), ya sabes no puedo exponer mi identidad, me estoy arriesgando contigo pero me dio curiosidad tu comportamiento. 

— S.A, ¿que podría hacerle una adolescente de 15 años a una persona como tú? —es muy joven para querer la muerte.

— Tienes razón —sonrió nuevamente— ¿por qué quieres morir? ¿Pasa algo con tu vida para querer eso?

— Te voy a contar... —empezó con su relato.

Presté atención.

Ella habló. — Había una pareja muy feliz que se unieron en un santo matrimonio; pasado un tiempo se enteraron de algo que querian desde siempre: iban a ser padres. Así fue como yo aparecí; al inicio todo era color de rosas hasta que llego la noticia de que tendría una hermana... Pensé que todo sería completamente igual que antes, pero no fue así. Dos años después que mi hermana nació, yo soy su mayor por cinco años, empezaron las famosas "peleas". 

— ¿Sin motivo alguno?

— No. Él ya andaba atrás de otra mujer, al final se separaron. Mi padre hizo otra familia y se apartó. Mi madre calló en depresión y la única forma de calmarse un poco era... Golpear algo o... Alguien... Bueno, ya imaginarás que pasaba siempre.

||»𝙀𝙡 𝙙𝙞𝙖𝙧𝙞𝙤 𝙙𝙚 𝙪𝙣 𝙨𝙚𝙘𝙪𝙚𝙨𝙩𝙧𝙖𝙙𝙤𝙧«|| OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora