『 °*• ❈ Alleys ❈ •*°』

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Marinette dio una calada a su cigarro. Estaba recostada contra la pared de un callejón, su cabello se movió con el pesado aire de París.

Esta noche tenían un trabajo.

Pero era demasiado fácil.

Aun así, sus chicos estaban tardando mucho; ella solo estaba mirando mientras jalaban con fuerza el cabello y muñecas del objetivo, quien estaba ensangrentado, muy lastimado, pero nada muerto – notó con desdén.

El humo nubló su visión, curvándose y desapareciendo. Marinette dio otra calada, y sonrió al pisotear su cigarro.

«Cobardes,» pensó.

En este mundo no podías dudar aún si no querías asesinar.

Marinette caminó hacia adelante, mirando fijamente a su víctima, mientras rápidamente sacaba la navaja del bolsillo de uno de sus chicos.

Un fuerte jalón en la ropa del objetivo y Marinette sonrió más cuando el otro soltó un quejido.

Listo, pensó lamiendo sus labios.

Al menos sabía quién era la peligrosa entre ellos.

Y ella amaba cuando le temían. Hacía que asesinar fuera más placentero. Se inclinó más cerca hasta que su aliento se mezcló con los rápidos jadeos de su presa, sus labios casi se rozaban.

Volvió a lamer sus labios mientras trazaba la navaja lentamente por la piel del otro, disfrutando los pequeños quejidos de su presa.

Y luego, con un rápido movimiento, Marinette llevó la navaja al pecho de su presa, asegurándose de hundirla antes de lentamente sacarla.

La sangre goteaba de la navaja cuando la llevó a sus labios y la lamió, saboreando el gusto de otro asesinato mientras sonreía. El objetivo – ahora muerto, estaba contra la pared, mirándola sin mirar.

Lanzándole la navaja a uno de sus chicos, quien la miró aterrado, Marinette se alejó del callejón. Encendió otro cigarro, y la nicotina se mezcló con el metálico sabor de la sangre contra sus labios.

«De regreso con el jefe,» pensó, sonriendo y pasando sus dedos por sus cabellos.

~✧~❃~✧~

Toda su vida, Marinette no había pasado un día lejos de la sangre. Crecer en este mundo era difícil. Demasiadas peleas. Demasiados callejones sangrientos. Pero tenía qué. Tuvo que aprender a sobrevivir y pararse por sí misma, o si no sería asesinada antes de los veinte.

Le tomó un tiempo, pero después de que el jefe tomara cierto gusto por ella, todo había sido más fácil. Al menos ahora tenía un techo – y no le importaba matar por ello.

Creció entre muertes, y ahora era un juego que disfrutaba. No por nada era la integrante más temida de la pandilla. Ayudaba que tuviera un bonito rostro que engañaba a las personas a que creyeran en una falsa sensación de seguridad.

Se dirigió a su base, sus chicos la seguían como si temieran que Marinette también fuera a matarlos. Su jefe estaría satisfecho. Siempre lo estaba cada vez que enviaba a Marinette a una misión.

Sonrió, por fin podría descansar.

~✧~❃~✧~

—Tengo otro trabajo para ti,— fue lo que dijo su jefe, ganándose un pequeño frunce de ceño por parte de Marinette, pero nada más. Desde hacía mucho aprendió a mantener sus emociones a raya para poder sobrevivir aquí.

Alleys (Adrinette) +19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora