La belleza es subjetiva, o eso habría dicho meses atrás. La belleza es un prisma de decisiones que tejen nuestros caminos, nunca me detuve a pensar en su importancia hasta el día en que lo ví.
Las hebras tiernas de su cabello oscuro oscilaban por la brisa de la tranquila tarde que había ese día. Llevaba un suéter acolchado aunque no hacía frío y sus mejillas estaban levemente pintadas de un carmín tan suave como la seda. El pequeño brillo en sus orbes negruzcos casi hace que mi respiración se detenga. Porque nunca había presenciado tal muestra de belleza, no cuando todo me parecía rutinario y aburrido.
Buscaba las llaves de la puerta de su departamento con tranquilidad y me sentía como un acosador al verle estático en la salida del mío. Con mis latidos danzando en un baile violento de emociones y una bolsa de basura en la mano. Acababa de despertar de una siesta larga, lo último en lo que pensé fue en arreglarme para sacar la basura.
Y eran tan curiosos los azares del destino que terminé en su presencia. Admirando la sedosidad que el brillo del sol producía en su cabello. Inevitablemente, me ví relatando en mi cabeza bosquejos tras bosquejos de descripciones vagas de lo hermoso que se veía.
No tardé en pensar que era común, quedarte deslumbrado por una persona tan... Brillante. Luego de meses sin poder darle un inicio decente a mi libro, hallé una fuente de inspiración.
Y así, con orgullo pude decir que yo, Jeon Jungkook, el ermitaño del trescientos tres, empezaba a preguntarse qué era esa sensación de calidez que sentía cada mañana, al ver a su vecino regar las flores y luego al tener la valentía de invitarle a tomarse un café, y luego al volver, y luego al dormir, y luego al despertar.
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» La belleza de un lirio © ┃ kookjin
FanfictionTeniendo meses sin poder iniciar su próximo libro, el escritor ermitaño Jeon Jungkook abre la puerta de su departamento sin prisa, con el único propósito de sacar la basura maloliente de su casa. Y ahí estaba Seokjin, con la serenidad en la cumbre...