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CAPITULO 3

MATRIMONIO

Sentado relajándome, veo un perro con correa y hacen que más momentos se cuelen en mi cerebro.

***Escuche que hoy regresabas mientras espiaba a mi mamá hablar con la tuya.

Decidido a pedir perdón fui a comprar un regalo, había tantas cosas que quisiera darte, pero para muy pocas me alcanzaba; haciendo memoria recordé que te gustan los perritos, entonces me encamine a una tienda de mascotas.

Ya que tenía tu regalo pase a tu casa, me atendió tu madre y me dijo que estabas en tu habitación, subí al segundo piso y toque la puerta, abriste y te sorprendiste de verme ahí después de todo lo que dije la última vez que hablamos.

Contamos un par de cosas y a la hora de pedir disculpas los dos lloramos como nunca, pero volvimos a estar juntos, superando el pequeño bache que yo mismo cree. Le pusiste nombre al perro y de ahí en más no te separaste de él.***

Agh! Ese perro se orina en mis zapatos cada que puede; lo quiero dar en adopción, pero recuerdo que es tuyo y se me pasa.

***~CUATRO AÑOS DESPUÉS~

Era nuestro aniversario, te cite en tu restaurante favorito, y verifique que la cajita estuviera en mi bolsillo.

Si hace cuatro años me hubieran dicho que en el futuro estaría nervioso por pedirle matrimonio a la persona que amo en una cena romántica y elegante, seguro me hubiera dado un ataque de risa. Pero aquí estoy.

Te vi llegar vestido como solo tú sabes, pedimos la cena y nos dispusimos a charlar. Minutos más tarde meditaba las palabras que diría, llego el momento y me arrodille ante ti.***

Tantos recuerdos bonitos, tu cara tan bella, tus finos labios, tu sedoso cabello, todo eso lo tengo guardado en mi memoria tan frasco como si fuera ayer. Las fotografías no le hacen justicia a tu belleza, pero me conformo con verte en ellas.

La boda se decidió fuera tres meses más tarde de la pedida de matrimonio y los arreglos estaban en tus manos ya que quería que tu plasmaras tus gustos en ella.

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***Llegado el día más importante en nuestras vidas, todos estaban nerviosos.

Desde una noche antes nos separaron ya que: "Es de mala suerte ver al novio antes de la boda" según nuestras madres, por lo tanto, no te pude ver.

Llegue antes a la capilla para esperarte junto al cura, estaba tan nervioso que muchos pensamientos rondaban mi mente, me sudaban las manos.

De pronto la marcha nupcial se escuchó, por la puerta entraste tú, con tu hermoso traje blanco y tu maquillaje que resaltaba tu belleza.

La ceremonia fue rápida; en la recepción todo estaba decorado con flores, listones, globo, etc.

Todo fue rápido, cuando menos lo espere ya estábamos camino a la luna de miel.

Esa noche nos demostrábamos todo el amor que sentíamos, nos entregamos en cuerpo y alma y nos volvimos uno solo.***

Todos esos momentos, me nublan la razón, te odio y te amo que es tan confuso.

***Regresando de el viaje de luna de miel, arreglamos la casa donde viviríamos criando a nuestros hijos.

Ya todo listo nos mudamos, no tocamos el tema de los niños ya que los dos sabíamos que debíamos estar estables económicamente.

Meses después nos enteramos que podías concebir una vida, raro ya que eres hombre, asi que decidimos intentarlo, pues los dos lo queríamos, fueron meses intentando, viendo tu cara siempre que daba negativo que me di por vencido; eso nos trajo muchos problemas, discusiones, celos, no podíamos seguir así.

Asistimos a terapias de pareja, agendamos una cita con el médico, tuvimos citas pasando tiempo como pareja, hasta volverlo a intentar.

En la segunda asistencia al medico descubriste que estabas esperando, pero las palabras del doctor te desalentaron, aunque quisiste seguir adelante con el embarazo, sabiendo lo riesgoso que era.***

Todo era maravilloso, estaba casado con la persona que amaba y esta misma me iba a dar un hijo, más el temor de perderte, perderlo o perderlos en el parto no se iba y te cuidaba demasiado. Pensando eso me puse de pie y cogí el ramo de flores poniéndolas derechas en su lugar.

Voltee alrededor y estaba solo de nuevo en aquel sitio, el viento se volvió aun más suave y las hojas de cerezo pararon de caer.

Una lagrima traicionera se resbala por mi mejilla, la limpio de inmediato y sonrío por todo lo que pasa en mi mente.

Mi mundo era perfecto, pero en un segundo se derrumbó.