Me Gusta Todo De Ti

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Agoney está, como cada mañana, ensayando la gala que le toca grabar dentro de tres días.

—¿Se puede saber que estás haciendo, Agoney Hernández? — Dice Raoul cuando entra por la puerta y lo ve en el suelo moviendo la pelvis arriba y abajo.

Agoney se levanta del suelo, se acerca hasta dónde está él y le besa los labios.

—Ensayar, mi amor.

—¿Ensayar como si estuvieras follando? — le vuelve a preguntar.

—Es que ya sabes cómo se ponen en el programa... y si me mandan hacer eso y no me sale ¿qué hago?

—Y si me mandan hacer eso y no me sale ¿qué hago? — repite, imitándolo. —Amor, lo vas a clavar — Raoul se acerca decidido hasta dónde está él. —¿Y sabes por qué? — Coge con la mano derecha la polla contraria y sin apretar comienza a moverla. —Porque solamente tienes que hacer los movimientos que haces cuando me follas. — Se acerca a su boca, le muerde el labio inferior y tira de él.

—Raoul, tengo — intenta hablar pero no puede. —Joder, tengo que ensayar — consigue decir en medio de un jadeo ahogado

—¿Y no tienes ganas de follarme? — Le pica, porque sabe que Agoney va a caer. Siempre cae. Le coge y le va a follar con esa complicidad que tienen desde hace años.

Agoney, una vez más cae en ese juego que tienen, que uno de los dos provoca y el otro se deja. En esta ocasión es Raoul el que se deja hacer, le encanta cuando Agoney es el que manda, el que lleva la voz cantante, el que decide lo que va a pasar de ahora en adelante. En esta ocasión no pierden el tiempo de llegar hasta la habitación ¿para qué? Les encanta follar en todos los rincones de la casa.

Agoney coge a Raoul por la cintura, lleva las manos hasta su culo y lo atrae contra él mismo. Ataca su boca con ferocidad, con prisa y sobre todo con muchas ganas. Con las manos en ambas nalgas lo eleva para que sienta cómo está él, cachondo, caliente y excitado.

Raoul se desabrocha los botones del pantalón, se quita las zapatillas al aire y a la vez que Agoney desciende delante de él para besar la erección contraria, y quitándole los pantalones, sube las manos y le baja los calzoncillos dejando la polla de Raoul al aire. Cuando se la va a meter en la boca para saborearla y Raoul siente el calor de la respiración ahí, lo gira. Se tambalea sobre sus pies, pero consigue ponerse en la postura que Agoney quiere, apoyando las manos en el sofá con el culo en pompa y él detrás suyo.

Agoney le abre las nalgas con la ayuda de las manos y escupe lo más próximo a la entrada que puede, saca la lengua y lo saborea de abajo arriba, haciendo que el agujero se contraiga.

—No, mi niño. — Le dice pasando el dedo índice por ahí. —relájate, porque si no, no voy a poder ensayar. — Mete el principio del dedo untado en su propia saliva. —¿Y no quieres verme hacer el ridículo, verdad?

Raoul niega con la cabeza porque no le salen las palabras, solo gemidos y jadeos cada vez que Agoney lo toca. Da igual donde y como, siempre lo lleva al punto máximo de excitación y no puede evitar temblar.

Agoney, con el dedo introducido hasta el final, juega un poco, lo saca, lo vuelve a meter, lo mueve en círculos y todo lo hace escuchando a Raoul.

—Más, dame más.

Agoney es obediente y le da más, mete otro dedo, y después otro, hasta comprobar que está lo suficientemente abierto para él. Se incorpora para quitarse su propia ropa interior y lo manda ponerse en el suelo boca abajo.

—Amor, esto no va a salir bien.

—Ponte como te digo y calla. —Ordena Agoney.

Llevándose la mano a la boca, la lame y se la lleva a su polla, se masturba lo justo y necesario para que esté resbaladiza y pueda entrar en Raoul con el menor problema posible. JAMÁS le haría daño.

Raoul está boca abajo apoyado en un cojín que consigue coger del sofá para que su culo quede un poco elevado y con las piernas ligeramente abiertas. Agoney en medio de ellas, le abre las nalgas y se va introduciendo en él poco a poco. Le cuesta unos segundos llegar hasta el fondo sin que Raoul se queje. Cuando siente que ambos están cómodos es cuando comienza a moverse, primero despacio pero enseguida su velocidad va acelerando. Tiene las manos apoyadas a la altura de la cabeza de Raoul y solo mueve la pelvis. Arriba, abajo, arriba, abajo, más rápido, más despacio, cambiando el ritmo pero no deja de follárselo, de moverse dentro de él.

A Raoul solo se le escucha la respiración muy acelerada, gemir e incluso esa sensación de querer gritar pero no poder hacerlo.

—Ago, Ago — Lo llama cuando comienza a sentir el cosquilleo en sus partes sin apenas tocarse. — Para o me voy a ... O me voy a correr — acaba por decir.

—¿Parar? Eso no está en mis planes de momento.

Y sigue unos segundos más, solo hasta que Raoul se corra porque él está a punto también, tiene más control que el rubio en aguantar y en dejarse ir cuando él quiera.

Unos movimientos más de pelvis dentro - fuera, y en la última embestida se queda dentro sin moverse de ahí, justo lo que necesita Raoul, para correrse en la alfombra del salón. Sintiendo como la polla de Agoney bombea dentro suyo, acabando dentro de él.

—¿Crees que me sale bien el movimiento? — Pregunta saliendo de él y echándose en el suelo a su lado.

—Creo que sí, pero siempre lo podemos practicar hasta que grabes — le dice mirándolo y dejando un beso en sus labios.

—Como te gusta ¿Eh?

—Me gusta todo de ti, mi amor.

FIN.

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⏰ Última actualización: Dec 05, 2021 ⏰

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