❝ 𝐐𝐮𝐞𝐞𝐧 𝐨𝐟 𝐟𝐫𝐞𝐚𝐤𝐬 ❞ || Hoshi Ame

𝐋𝐚 𝐫𝐚𝐫𝐚 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐚 𝐞𝐬 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐚

— ¿Haile? No, ella está loca. 

La rara chica nueva, así le decían todos. La rara chica nueva, es como Haile es conocida, porque ella propuso a los brabucones de nuestra escuela, a causa de sus "patéticas burlas", que la llamasen así.

Haile, como yo prefiero llamarle, a los pocos días de la entrada a nuestro colegio se convirtió en un fenómeno total. Todos hablando de ella en los pasillos siguiendo sus pasos, miradas que la juzgaban, maldecían e insultaban, todo y todos a la "niña rara".

Haile era "rara", eso ya está claro, no hay duda de ello. Según la gente, era alguien siniestra y no muy linda en términos de socialización, pero había un grupo selecto de personas que la adoraba, casi como una reina; la "reina de los fenómenos".

Nuestra reina, amada y adorada por ellos, odiada y aborrecida por otros, creó la fama de: Proteger a todo aquel marginado de nuestra y otras generaciones, humillar a los "chicos malos" y ser como una madre para ese pequeño grupo de atormentados e inadaptados sociales.

Aun y con las constantes burlas, en su pequeño mundo ella parecía feliz, siempre perdida en sus pensamientos con una sonrisa en su rostro aún y cuando los matones hacían de ella las peores cosas que un niño de primaria puede hacer. Eran desagradables bestias que al parecer veían en ella una presa fácil para descargar su furia y frustración, cosa que no duró ni una semana. Rápidamente ellos se dieron cuenta de que se metían con alguien... horriblemente raro.

Los más atrevidos, pasándose las advertencias de los demás por donde no llega el sol, decidieron que si o sí, harían su vida un infierno.

Una mañana, cuando Haile estaba pasando por los pasillos, estos estúpidos la detuvieron. Ella con su típica sonrisa los miró.

                          — ¿Pasa algo, compañero? — Cuestionó mirando al jefe del trio, Leo.

                          — Nada, compañera — Respondió con una amabilidad más falsa que mi existencia. — Solo quería saber si podrías acompañarnos, te queremos mostrar algo.

El chico, señalando a sus amigotes —Que rápidamente le sonrieron forzadamente — le sonrió con malicia y Haile ni se inmutó —O eso pensé. —

Haile asintió sonriente y Leo se puso delante de ella, aparentemente guiándola a lo que parecían los baños. De pronto, vi un montón de chicos saliendo del salón de ciencias, que estaba a lado de los casilleros. Todos venían riendo, burlándose y comentando con los demás algo que no pude distinguir por la distancia, pero estaba más que obvio el porqué.

Algo me decía que los siguiera y, por las circunstancias, decidí hacerle caso a mi instinto, llegando a la entrada del baño de varones, me escondí detrás de la pared que separaba el baño y hacía como una especie de barrera para que las personas no vieran el interior de este, puesto que la puerta siempre se mantenía abierta. Afiné mi oído y pude oír que decían.