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Cuando tuvo la oportunidad de tomar su mano por primera vez se sorprendió al sentir lo helada que era esta, incluso olvidó por unos segundos la timidez del primer contacto y sus dedos enlazados, era extraño, el clima de otoño no era tan frio como ...

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Cuando tuvo la oportunidad de tomar su mano por primera vez se sorprendió al sentir lo helada que era esta, incluso olvidó por unos segundos la timidez del primer contacto y sus dedos enlazados, era extraño, el clima de otoño no era tan frio como para provocar que su cuerpo se congelara de esa manera.

Su mano libre se posó sobre la mejilla del mayor para comparar si su temperatura también era tan baja en esa parte, pensaba que tal vez era friolento y el inocente viento golpeando su piel descubierta mientras caminaban tranquilamente bajo los arboles para admirar el caer de las hojas, era el causante del frígido en su cuerpo. Frunció el ceño y le miro con asombro al percatarse que a comparación de la mano que aun sujetaba su rostro tenía una calidez estable.

¿Acaso sus manos estaban así por el nerviosismo de estar juntos? o ¿Habría realizado alguna actividad antes de verse que dejara sus manos al borde de la hipotermia?

Simplemente no lo entendía.

Pudo haber pasado horas sacando varias teorías del por qué sus manos diferían en temperatura con su rostro, pero la voz del azabache lo sacó de sus pensamientos.

— ¿Sucede algo, Tanjiro? — Giyuu estaba confundido por su reciente caricia, mas no molesto, de hecho, le parecía lindo que el menor por su cuenta hubiera roto tanta distancia de repente.

— N-no es nada Giyuu-san, lo siento — Se apartó rápidamente de él recobrando los nervios por su cercanía, no soltó su mano, pero desvió su mirada hacia el lado contrario solo para intentar ocultar el sutil sonrojo que empezaba a ganar territorio en su rostro, sentía que había actuado con osades y lo último que quería era incomodar a Giyuu.

Hasta hace poco comenzaron a llamarse por su nombre a petición del mayor quien quería dejar de lado esas tontas formalidades y que Tanjiro empezara por tener más confianza con él y aun que le costó bastante hacerlo por el respeto que le tenía al de profunda mirada azulada, consiguió pronunciar su nombre sin tartamudear ni morir de vergüenza después de algunos días.

Tenían tan solo tres semanas de haber empezado a salir, veintiún días desde que Giyuu confesó los complicados sentimientos que tenía por el chico de hermosos ojos rubí desde hace tiempo y se alegró cuando se enteró que ambos compartían ese cosquilleo en el estomago cada vez que estaban cerca uno del otro, sin embargo, pensaba que su relación no había cambiado en nada, Tanjiro aun lo trataba con respeto y cortesías.

Y él lo único que quería era que Tanjiro expresara abiertamente sus sentimientos hacia él.

El de cabellos azabache volvió a colocarse frente a Tanjiro y tomo sus manos entre las suyas, no pasó desapercibido el ligero temblor en el menor por aquel contacto, creyó era a causa de los nervios, aun que en realidad se debía a las frías manos sujetándole con delicadeza.

— Puedes hacerlo siempre que quieras, no me molesta — Le sonrió con ternura intentando darle confianza mientras llevaba las dos manos del peliburdeos hasta su rostro para que lo llenara de caricias nuevamente — Me gustan tus manos, son tan cálidas —Susurró a la par que cerraba sus ojos cuando sintió uno de los pulgares moverse por su cuenta para recorrer su mejilla con timidez.

Manos Frias ⸢GiyuuTan⸥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora