Declaración.

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-M-Mabel porque dices eso- Dijo asustado Aioria

La morena se limitó a suspirar, y lo miró de nuevo igual de temerosa.

-Solo... Es una teoría Aioria, tampoco me gustaría que fuera real-

La respuesta sólo fue la mirada furiosa del bronceado, se levantó brutalmente y la apuntó con su dedo índice amenazante, con un leve temblor por todo el cuerpo y antes de que pudiera decir una palabra el rubio se levantó de su lugar y detuvo su mano apretandola sin causar tanto dolor en el contrario, su intención; amenazarlo, de que si se atrevía a tocar a la morena le iría muy mal.

-Que no se te ocurra tocarla- Dijo Hyoga.

Se pudo apreciar un ambiente incómodo y algo tenso, ambos caballeros se veían entre sí queriendo tener la razón, mientras el león fruncía el seño el cisne apretaba cada vez más su mano inconcientemente congelando poco a poco.

-Hyoga- Dijo la morena tomando su mano tierno -Tranquilo... Todo está bien por ahora- Sonreía intentando calmarlo

El ruso la miró, suspiró y lo soltó sentandose junto a ella.

-Nosotros E-eh... Iremos a comer- Dijo Milo retirándose lentamente mientras Mu lo seguía.

-Amor... Mejor vámonos, estoy algo cansada- Dijo la amazona de plata abrazando el brazo del caballero.

Aioria gruñó bajo y asintió -Es verdad, perdona Mabel, los veo luego- Cargó a Stefy con facilidad y caminó a Leo.

La morena no dijo nada, solo los miró mientras se iban con una sonrisa tierna, que poco a poco se desvaneció acompañado de un suspiro.

-H-hey, puedo caminar- Dijo la semidiosa.

-Lo sé, pero estás cansada ¿Recuerdas?- Dijo el león dorado soltando una risa.

La joven río junto a él, y miró el rostro alegre de su novio como toda enamorada, mientras se sujetaba y se pegaba más a él.

-¿Porque hiciste eso? Sabes que Mabel no dijo nada para lastimarte- Dijo la joven.

-Bueno...- Suspiró -Tengo miedo de que eso sea real... Amenazó nuestro futuro-

-Nuestro... ¿Futuro?-

-Yo deseo seguir así Stefy, nunca tuve una vida realmente feliz, pero llegaste tú... Y pusiste mi mundo de cabeza, ¿Porque parar?- Dijo el mayor aún caminando.

La amazona se quedó pensando y sonrió bajo su máscara, abrazó el cuello del contrario y ocultó su rostro en su pecho. Aioria la miró y sonrió calmado, jurando que la protegería a pesar de todo.

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-Mabel... ¿Estás bien?-

La morena vió al rubio preocupado, sonrió y tomo su mano asintiendo.

-Aioria solo está angustiado, es un fenómeno raro encontrar nieve en el santuario... Pero tú y yo sabemos que la nieve puede ser vista como una maldición, o por el contrario como magia parte de nosotros-

El rubio sonrió dándole la razón, su compañera era astuta y confiaba en ella, así que besó su mano y asintió.

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-Me quitaron todo lo que tenía... Mi dignidad, mi autoridad, mi libertad... ¡Mi hija! ¡Todo lo tienen ellos! Y no es nada justo que ellos tengan la plenitud de vivir como quieren... ¿O si? Soy una diosa, debería mostrar mi poder cuando y donde quiera- Hablaba una mujer madura y hermosa, con su voz firme y el corazón roto, todas las cicatrices que tenía en él ya no podían más, debía sacar todo lo que tenía guardado y nunca soltó.

-Bien dicho querida tía... Ja, nunca creí que te vería tan decidida con ésto- Dijo un hombre con apariencia malévola y cuerpo fornido

-De todos los dioses existentes, en mi vida creí que tú serías el que me apoyara con mi justicia-

El dios se puso de pie, sujetando una lanza en su puño derecho y viendola firme. -¿Enserio? Bueno... A los raros de la familia siempre les toca lo difícil, no tenemos nada, y sé que a usted le encanta ver la sangre correr-

-No puedo negarlo- Soltó un suspiro la diosa de dorado cabello -Alista a tus hombres, después de todo tú eres el que sabe más de esto-

-A sus órdenes- Hizo una reverencia y salió del templo dejando ver una sonrisa bajo de su casco.

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-¿Pero que dices Mabel? Una advertencia... ¿De verdad?- Decía la diosa sentada pensando, con Niké en su mano derecha mientras se acariciaba su mentón.

-Mi señora perdone mi atrevimiento, pero nadie más en el santuario sabe acerca de el poder y significado de la nieve mejor que nosotros, debería escucharla- Dijo el joven rubio inclinado mostrando respeto hacia la diosa.

La diosa pensó y después de un rato de silencio asintió, permitiéndole la palabra.

-Señorita Athena... No quiero suponer nada aún, pero como sub capitana de su ejército, me atrevo a indagar que los dioses están preparando una guerra nueva, un ataque al santuario, su declaración es la nieve que cae ahora, es muy raro que ocurran sucesos así por lo que es requerida una junta para tomar cartas en el asunto- Dijo la joven hincada frente a ella inclinando la cabeza.

Después de un rato de silencio y el rostro serio de la peli púrpura, sonrió levemente viéndolos, y soltando un suspiro miró al frente -Estoy segura de que la nevada no es algo común en Atenas, así que tomaré su palabra, si algo podemos hacer es estar preparados para cualquier cosa, nuestra carta más fuerte es nuestra semidiosa, así que organizaré una junta en la noche... Muchas gracias a ustedes dos, me alegra que sean constantes en su deber-

-Gracias señorita Athena, con permiso- Dijo el par despidiéndose saliendo del templo.


Fin del capítulo.

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⏰ Última actualización: Feb 06, 2022 ⏰

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