En La Boca Del Lobo [JeriBan] +18

Prólogo

Schwarzwald, Alemania, Edad Media

Érase una vez, en un bosque oscuro y aislado de cualquier luz. Surgió una leyenda sobre una criatura oscura y aterradora, despertando el pánico en todos los aldeanos.

Durante la noche, se podían escuchar fuertes aullidos que dejaban a todos en casa asombrados. Se habló de boca en boca de la terrible bestia que se bañó en la sangre de hombres valientes y atacó a mujeres jóvenes desprevenidas, creando un miedo que duraría por generaciones.

Nadie se atrevió a exceder sus límites, por temor a ser atrapado por la bestia demoníaca.

Conocida como la Selva Negra, tan lúgubre que la luz no podía penetrar, y donde se sucedían sucesos macabros y aterradores. Un silencio atónito reinaba a través de su oscuridad helada, ocultando los cuerpos de sus víctimas, destrozados y devastados por las garras.

Nadie lo suficientemente valiente como para pasar la noche en el bosque oscuro ha regresado.  

El número de ataques creció, similar al de un lobo, y nació el culto del Hombre Lobo .

Y así, durante siglos, la leyenda fue difundida por los aldeanos que habitaban los pequeños pueblos en las afueras de la selva negra, manteniendo vivo el miedo en sus corazones.

La pequeña aldea de Wolfsheim se había creado aislada en el borde del bosque, donde solo vivían unas pocas familias y su principal actividad era la extracción de madera para leña como fuente de ingresos, un trabajo muy demandado y solo los hombres fuertes podían ejercerlo. profesión mientras las mujeres curaban o cuidaban del hogar. La comunidad tradicionalmente medieval seguía siendo ajena a las nuevas costumbres romanas, atrapada en la antigüedad y aferrada a las creencias supersticiosas de su cultura perdida.

La Selva Negra quedó prohibida para todos, aterrorizados por la maldición que la habitaba.

Hasta el día en que una joven atrevida, que no le tenía miedo a nada, decidió explorarla.

Jericho Fang era una joven recién llegada de la gran ciudad, que vino a vivir con su tía Nadja, la principal sanadora de la pequeña aldea. Jericho había sido expulsada de la casa de sus padres unos meses antes, convirtiéndose en la mayor fuente de vergüenza para su familia ya que había perdido su pureza. Rechazada por sus padres, encontró refugio en la casa de su tía lejana. Allí se fue adaptando poco a poco a su nueva realidad, tranquila y remota.