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—¿Sabes? Creo que podría acostumbrarme a éste tipo de vida en la superficie.
Con el sol alto, la luz cálida penetrando libremente en la habitación, mantas suaves y gruesas cubriendo sus seres desnudos, Vi prácticamente ronroneó mientras acariciaba la mejilla contra la de Caitlyn. La francotiradora estaba irónicamente pero adorablemente anidada en los fuertes y favorables brazos de su compañera, tarareando de acuerdo mientras disfrutaba de la calidez y seguridad que le brindaba.
A decir verdad, Cait también podría acostumbrarse a este tipo de mañanas.
—Se siente bien. Menos solitario. — Caitlyn murmuró, presionando su rostro contra el pecho de Vi, mientras hacía un sonido de satisfacción al sentir un dedo calloso recorriendo su espalda una y otra vez. —Una forma bastante relajante de empezar el día.
—¿Crees que podría conseguir un beso de buenos días?
Caitlyn se rió entre dientes, levantando la cabeza y acariciando la mejilla de Vi. —¿Bueno, por qué no?
Thunk! Thunk! Thunk!
Las dos amantes fruncieron el ceño en confusión ante el sonido de algo golpeando contra el vidrio, lo que les llevó a ambas a centrar su atención en las puertas del balcón del dormitorio de Caitlyn.
