Prólogo.

44 4 0
                                    

1995.

Era una noche fría de otoño, finales de Octubre para ser más precisos. Si no tenias un abrigo, era muy probable que te terminarás congelando, metafóricamente.

Los delgados dedos de las manos de una pelinegra jugaban con las hojas secas de un gran árbol, situado en un bosque, quitaba desde las hojas más pequeñas, hasta las más grandes, era una forma de que el tiempo pasara más rápido.

No se inmutó cuando escucho pasos que hacían que las hojas del piso se escucharán escandalosamente, sabía que solo una persona podía estar allí a esas altas horas de la noche, era un lugar "secreto".

—Si te veo un rasguño, tendremos problemas —Dijo aun concentrada en las hojas del árbol.

Hubo una risa seca por parte de la persona que estaba con ella.

—Que no estuve en ninguna pelea, ¿Puedes creerme? —Dijo.

—Está bien, espero sea así, me preocupa a donde podrían llegar.

En el fondo, la pelinegra estaba asustada de voltear, sabía lo que haría el rubio ceniza.

—Krista, yo-

—Wakasa, lo sé.

—¿Estas bien con eso? —Pregunto inseguro, quería hacerlo por el bien de la chica, y quería que ella dijera que no estaba bien, que se quedara con ella, que no se separarán por nada, pero sabía que seria muy egoísta de su parte.

—Tal vez no es nuestro momento, o tal vez nunca lo sea... Se que no sientes lo mismo que yo. Solo... no digas nada, en serio estaría devastada de escucharlo de ti.

El corazón del rubio se hizo pedazos, esas palabras eran la mayor mentira que alguien podía decir.

Se obligó a contestarle algo que diera por terminado su relación.

—Gracias por entenderlo.

Ninguno de los dos dijo algo. La pelinegra estaba más que dolida, pero estaba decidida a no mostrarse vulnerable, aunque él chico la había visto muchas veces ahogada en llanto. Wakasa quería reiterar sus palabras y decirle que todo era una estupidez, quería quedarse con ella, pero era peligroso.

El rubio se dio la vuelta, dispuesto a irse, y así lo hizo, aunque no del todo.

Y la pelinegra, se permitió llorar, se permitió "limpiar su mente". Termino sentada en la arena, bajo la luz tenue de la luna, abrazando sus rodillas, lo único que se podía escuchar era sus pequeños sollozos, todo bajo el atento oído del rubio que estaba detrás de un árbol.

Y no sólo sus corazones, sus almas lloraban por ser unidas de nuevo.

Holaaa, subí al menos el prólogo porque no podía aguantarme, probablemente la empiece a actualizar apenas termine el fanfic con Baji, aunque todo depende de las vistas y apoyo que tenga, y de mi tiempo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Holaaa, subí al menos el prólogo porque no podía aguantarme, probablemente la empiece a actualizar apenas termine el fanfic con Baji, aunque todo depende de las vistas y apoyo que tenga, y de mi tiempo.

Cuídense, les amo<3

Shadow | Tokyo Revengers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora