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U
n viaje tan largo como este sólo podía acabar de la mejor forma: Ver a Xiao.
Acababa de volver de Inazuma, después de solucionar algunos problemas de arconte allí, y declinar el decreto de captura de visiones. Mi cuerpo se sentía cansado, todo lo que había pasado, después de lo de Scaramouche, acabar desmayado, que la propia Arconte estuviera apunto de asesinarme y que Thoma tuviera que salvarme y por último cuando salí del plano de la Eutimia y que Kazuha tuviera que salvarme.
Ah... Todo es sumamente agotador.
Agradezco a la flota que me trajera de nuevo a Liyue. Mis pasos son rápidos, voy corriendo en dirección a la posada Wangshu.
Paimon me grita desde atrás que la espere, está sujetando unas brochetas de pollos y setas para que tuviéramos algo de picar después de volver de Inazuma; pero ni siquiera la respondo.
— ¡AETHER! ¡PAIMON TIENE TU COMIDA! — su voz cada vez se distorsionaba más ante la distancia,mi cuerpo se movía solo.
Llegué a la parte baja de la posada. Paimon logró llegar a mi. Me tendió la brocheta.
— Come algo, Xiao se preocupara y me echará las culpas si no comiste nada — solté una risita y la brocheta desapareció en un santiamén. Miré el ascensor y fui corriendo hacia él.
Paimon me seguía como podía, ambos subimos y empezó a elevarse. Daba pequeños saltitos, estaba nervioso de verle de nuevo. Cuando frenó, fui corriendo a recepción a ver a la jefa.
— ¿Está él aquí? — fue lo primero que pronuncié y la jefa se rió.
— Claro, él está en la terraza con su Tofu de Almendras. También preguntó por ti antes de si habías venido, ya que tuvo que irse — sentí como mi corazón se derritió. Esta vez con calma subí cada peldaño, hasta asomarme por el marco de la abertura.
Xiao estaba sentado, observando el cielo estrellado, comiendo su tofu con total tranquilidad.
En silencio, caminé hacia él y me senté a su lado. Su mirada se posó en mí y dejó su Tofu a un lado.
— ¿Aether? —
— ¿Quién sino? ¿Un fantasma? Buu~ — solté una tierna risa y vi como sonrió levemente
Dejó el plato a un lado y volvió a mirar al cielo.
— Las estrellas me recuerdan a ti — dijo de pronto y yo no pude evitar ruborizarme.
— Tambien te extrañe, no había día en Inazuma que no pensara en ti. Estuve apunto de llamarte en el momento que la Shogun me tenía acorralado —.
— Haberlo hecho — me miró de manera seria.
— Te hubieran matado a ti y no quería que eso ocurriera — volvió a masticar su tofu.
— Tenía ganas de verte.. — comentó de manera suave y me miró.
— Ya me lo comentó la jefa de que preguntaste por mi — vi como sus mejillas se enrojecieron y solté una risa.
— Anda, abrázame — sus brazos se abrieron mientras trataba de apartar su mirada avergonzad.
Me lancé a sus brazos, abrazándole fuertemente.
— Te extrañé mucho Xiao — sentí como dejaba un beso sobre mi cabello y me escondí en su pecho.
— Y yo también lo hice aunque no lo demuestre —.
— Si lo demostraste —.
— Cállate — me tapó el rostro con su mano, completamente avergonzado.
Solo pude reír, lo amo mucho.
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