Sentimientos Difíciles de Explicar

Querido cupido...

—Querido cupido, quiero que sepas que te odio. Sí, te odio por hacerme creer de nuevo en ti después que me flechaste con tu hermosa flecha envenenada, te creí cuando me pediste perdón, te creí cuando me dijiste que no fue tu intención hacerme daño y me diste el antídoto del veneno que en la flecha se encontraba....

No pasaron ni dos días cuando me lanzaste con tu pequeño arco de oro una flecha pequeña pero con el doble de veneno justo en mi ya lastimado corazón, te reíste mientras los pequeños cuernos aparecían en tu cabeza y tus lindas y delicadas alas blancas se volvían negras y desplumadas.

Te odio pero más me odio a mi por creer en ti como un maldito idiota.... espero no volver a verte. Mientras, seguiré tratando de arrancarme la flecha y con suerte arrancarme el corazón para que ya no exista uno al que puedas flechar y envenenar otra vez. Mientras más me duele la herida, más frío y endurecido se vuelve mi lastimado corazón.

Te odio por hacerme creer en ti otra vez pero me odio más a mi por mi estúpida ingenuidad...

Te odia, esta persona ingenua y herida.