Sia;
Observo el dedo donde solía estar mi anillo de compromiso, un suspiro de cansancio abandona mi cuerpo. ¿Por qué todo tiene que ser tan complicado para mí? ¿Será que soy la responsable de tanta complicación? A veces quisiera no pensar tanto las cosas y simple hacer lo que siento, quiero y pienso; lastimosamente, esa Sia murió con catorce años en su fiesta de cumpleaños, así que… Una lágrima desciende por mi mejilla, y no, no es por la reciente ruptura con James, porque hasta el más ciego sabe que ya no lo amo, me atrevería a apostar que ese malentendido que tuvimos, solo me sirvió para darme cuenta de lo que tantas veces Siena y Jenny me dijeron.
“Si no supiera que son novios, juraría que es tu mejor amigo por la forma en la que te expresas al hablar de él.”
Aquellas palabras de mi hermana cobran más sentido que nunca, la última plática que tuve con él se reproduce en mi mente, despertando esos mismos sentimientos que experimenté. Y no, ninguno estaba cerca de la tristeza o el arrepentimiento. Suspiro y me muevo con incomodidad en la cama:
—Lo siento mucho, amor. —Es lo primero que dice al entrar en la habitación, que, por alguna razón, siento pequeña y asfixiante. James reparte besos por todo mi rostro y uno que otro en mis labios. Me separo de él, consiguiendo que frunza el ceño, gracias a la confusión que mi reacción le causa. Sé que no será nada fácil para él aceptar que tengo que irme a Las Vegas, mucho menos con el hermano mayor que tanto odia. En un inicio pensé en negarme a ser yo la persona que cumpliría el rol de ser asistente de Elijah y a la vez representante de mi padre; pero fue él mismo quien me insistió en que fuera. De haberse encontrado bien, seguramente Siena sería la encargada de ir, sin embargo, al no estar ella, es mi responsabilidad; soy una White después de todo.
—Tengo algo que decirte. —musito, él menea la cabeza y su expresión cambia radicalmente. Si esto hubiera pasado hace un año atrás no estuviéramos teniendo esta conversación, por el simple hecho de que jamás me habría atrevido a irme sabiendo que mi relación se terminaría; sin embargo, ya nada es igual, ni mis sentimientos, ni yo.
—Creo que no me gustará. —asegura, camino hasta la cama para sentarme en esta. James me conoce lo suficientemente bien como para… En realidad, él conoce a la Sia en la que me convertí después de… Carraspeo en un intento de obligar a mi mente a no emitir recuerdos no gratos para mí y enfocarme en este momento que puedo asegurar, no será del agrado de ninguno de los dos.
—Me voy a Las Vegas. —informo, James aprieta los puños y niega frenéticamente, despeinando su cabello en cada movimiento de negación que hace.
—¡No irás a Las Vegas embarazada!
—espeta. Enarco una ceja y me cruzo de brazos. ¿Desde cuándo estar embarazada es un impedimento para trabajar? ¿Acaso casarme con él implicaría quedarme encerrada en casa por el simple hecho de que estoy esperando un bebé?—No te estoy preguntando, James, ya he tomado una decisión. —refuto con seguridad. Él vuelve a negar, se acerca a mí y toma mis manos. Las venas de su cuello son visibles y soy consciente de que se está controlando para no mostrar a ese James violento que era antes y al que tanto miedo le tenía.
—Mi amor, es peligroso que hagas un viaje, además, piensa que si Siena despierta querrá verte. —me dice con la calma que evidentemente no siente. ¿Ahora intenta manipularme con mi hermana? Ella era otra de las razones por la que no quería marcharme, sin embargo, papá me aseguró que Siena estaría muy decepcionada de mí si dejo pasar una oportunidad como esta.
—No intentes utilizar a mi hermana, ya te lo dije, tomé una decisión y nada de lo que me digas o hagas me hará cambiarla. —contesto con la misma calma que él finge tener. James se separa de mí, su pecho sube y baja, vuelve a despeinar su cabello.
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Sia... [Libro #1] [Saga bebé] +18✔
Teen FictionSia White es la chica que lo ha tenido todo en su vida, desde dinero, hasta un novio que la adora desde el momento en que iniciaron su relación. Sin embargo, ¿qué ser humano tiene una vida perfecta? Exacto, absolutamente nadie puede vivir con plenit...