Y aquí comienza todo...

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Inglaterra, siglo XVII.
Jade es una vampira de 118 años, que vive en Whitby, una ciudad situada en la costa noreste de Inglaterra. Ella es una chica fría, sin muchos amigos y con un carácter un poco complicado, solo tiene amor por los animales y por su familia, pero en el fondo tiene un gran corazón. Lo único que siempre la ha motivado es tener un albergue de perritos y vampiros en situación de calle. Jade no cree en el amor, piensa que esas son tonterías que solo pasan en los cuentos y está segura de que nunca se enamorara, aunque no sabe lo que le espera…

Gotham es un chico poco interesado por la vida, sus problemas familiares inundan su mente y eso lo tiene agotado, a veces lo único que quisiera es encontrar a alguien con quien compartir sus días grises, algún para sentirse feliz. Es muy bueno en la escuela, lo que más desea es salir de su casa e irse a otro lugar, cambiar de vida y ser feliz por primera vez.

Es el primer día de clases en la universidad de Whitby, a Jade no le interesa conocer a nadie, lo único que le importa es terminar su carrera para comprar ese castillo de sus sueños. Gotham quiere hacer amigos y olvidarse de su situación familiar.
En el pasillo…
Jade va caminando rápidamente ya que, como siempre, va tarde para la primera clase, cuando de repente se topa con Gotham, ese chico es un distraído por naturaleza.
-Fíjate, estúpido -dijo Jade con un tono irritante.
--Hola, me llamo Gotham -respondió el chico.
- ¿Acaso te pregunte tu nombre? Adiós, voy tarde -dijo la chica mientras caminaba rápidamente por el pasillo.
- - ¡Lo siento mucho! – grito Gotham, ya que Jade ya iba llegando a su salón.

Ese chico pelinegro la había dejado con una sensación que jamás había sentido, algo muy inexplicable, ¿qué se supone que era eso? No lo sabía, pero no le tomo tanta importancia. Toco la puerta del salón y la profesora volteo con ojos matadores, aunque no la conocía ya le estaba dando miedo, aunque al final de todo… no le importaba caerle bien a nadie.
Las horas pasaron muy rápido para la vampira, llego la hora de receso y fue al comedor por algo de desayuno, aunque para ser realistas solo le apetecía un gran vaso de sangre. Esa profesora logro ponerla de un muy mal humor.
Llego al comedor y todos ya tenían su grupo de amigos. Ella se dirigió a la cocina y no vio nada que le pareciera interesante, así que solo tomo un poco de agua y se sentó en la mesa más alejada de todos. Aunque sonara raro a ella le encantaba leer, aunque por el ruido de las personas prefería no hacerlo en público.
Gotham estaba buscando alguien con quien socializar, algo que comer y algo que hacer, ya que a él le gustaba distraer su mente de tantos problemas. De repente vio en una mesa a lo lejos a una chica, en seguida se dio cuenta que era la misma chica amargada del pasillo. Decidió irle a pedir una disculpa y ver si podían ser amigos.
Jade volteo hacia los comedores y se dio cuenta de que ahí estaba ese bobo con el que había tropezado horas antes, sintió una sensación de alegría cuando lo vio acercarse, pero pensó que era muy tonto, hacia pocas horas de conocerlo. Pero era una sensación somo si lo conociera de años, y aunque literalmente ella ha vivido más que el, nunca lo había visto, o al menos a él no. A Jade le gustaba mucho el tema de los horóscopos, las vidas pasadas, la magia, las hadas y siempre buscaba como aprender más sobre ello. Por esa razón pensó que tal vez el alma de ese chico ya la conocía, pero fue un pensamiento vago. De repente ve que el chico ya estaba frente a ella, su primera acción fue voltear los ojos e intentar pararse de su asiento.

- ¡Ey, espera! ¡No te vayas, por favor! -Dijo el chico.
- - ¿Qué quieres, Gotham?
-Recordaste mi nombre:3 -Gotham con tono de felicidad, él quería tener amigos y pensó que con Jade ya había conseguido una.
-- Amm… no, es que así se llama un amigo de la infancia -Jade sintió sonrojarse, algo que no pudo controlar.
Gotham soltó una sonrisita
-Ok, hare como que te creo, pequeña – Dijo Gotham con sarcasmo
-- ¿Pequeña? No me digas así, ¿está claro?
Jade realmente odiaba los sobrenombres, era muy incómodo ya que todas las personas los utilizaban y odia que la compararan, siempre le había gustado ser autentica en todo. En esa época su nombre no era muy común, y para ella eso era muy satisfactorio.

-Lo siento mucho, no pensé que te molestaría, así le digo a mis amigas (aunque realmente no tenía ni una sola amiga)
--Por eso, yo no soy tu amiga y no me gusta ser comparada con el resto de las personas, simplemente no soy igual.
-Cuéntame… ¿Por qué te crees superior a los demás?
--No me creo más que los demás, pero eres tan estúpido que no entenderías mis razones. ¿Me permites? Estoy tratando de leer -dijo Jade con enojo, ese chico la estaba volviendo loca, y no de la mejor manera.
-Ok... me voy, pero prometo volver, pequeña – Gotham le guiño el ojo y se fue al comedor de al lado.
Jade siguió leyendo, pero algo la distrajo. Gotham platicaba con una chica, una chica muy linda, ojos azules y cabello rubio. Era la capitana del equipo de porristas. Pero ¿Por qué sentiría celos si Gotham y ella no se conocían?
Dejo pasar eso y recupero su atención hacia su libro. Tocaron para la entrada de nuevo a clases y se llevó una gran sorpresa… La chica rubia y Gotham estaban en su salón. Pero solo se sentó y puso atención a su clase favorita que era psicología.
Saliendo de clase llego a casa y saludo a su madre y a su perra, por lo regular eran los únicos que estaban en casa a esas horas.

-Hola mami, hola mi preciosa bebe, ¿Qué tal estuvo su día? -Dijo Jade saludando a su querida compañera perruna y a su madre.
--Hola mi murcielaga, nuestro día estuvo igual que todos, increíble pero muy rutinario. ¿A ti que tal te fue? ¿Hay chicos guapos en la uni? ¡CUENTAMELO TODO, JADE! -Dijo Andra (la madre de Jade) con curiosidad y emoción.
-Pues hay mucho que contar, mami. Y sabes que no tengo tiempo para esas bobadas de “el amor”, eso solo pasa en las dracunovelas.
--Hija, se lo que pasaste hace tiempo, pero no todos los vampiros, ni los humanos son iguales.
-Pues no sé, pero no quiero nada por ahora, lo más importante para mí es mi carrera, mamá.
--Bueno hija, pero no seas tan insensible, por favor. Me preocupa que te vuelvas una chica cruel, cariño. 
-No lo hare mama, lo prometo.
Gotham de camino a su casa iba pensando en esa chica cruel con la que se había topado en el pasillo, sin duda alguna lo había dejado cautivado. Era tan cruel, pero a la vez sentía que era tan cálida que le daban ganas de darle un besito en la frente. El sí sintió que fue “amor a primera vista”.

Cuando llego a su casa subió a su habitación, tiro la mochila y pensó… pensó tanto en la vida de deseaba tener, que se quedó dormido.

¿Fue acaso el destino? 11:11 (En revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora