RECUERDOS DE UN PASADO QUE NO CONOCÍ

- Despierta

Una voz un tanto conocida lo llamaba, pero no sabía de qué dirección venía, le instaba a abrir los ojos, pero se sentía muy cómodo en aquel lugar desconocido para sus sentidos.

- Vamos, levántate

Por fin hizo caso del llamado, lentamente separó sus párpados y se encontró directamente con el rostro de una mujer, se asustó, no la conocía y estuvo tentado a levantarse rápidamente y alejarse de esa extraña, pero la dulce voz de aquella dama lo retuvo, se sentía cálida y una extraña sensación de hogar y familiaridad lo invadió.

- Veo que ya te encuentras bien, el día de ayer mi hija te encontró en la carretera de camino aquí, estabas bastante herido y nos encontrábamos preocupados pensando que no ibas a aguantar la noche. ¿Podrías decirme tu nombre?

Él estaba perdido, no entendía absolutamente nada, lo último que recordaba era acostarse en su cama en el pequeño apartamento que tenía alquilado para poder dormir después del largo día que tuvo, si pensarlo mucho respondió casi en un susurro.

- Marcus...

- Veo que todavía estás cansado Marcus, - La mujer le sonrió con afabilidad- Aquella puerta lleva al baño,- dijo señalando a una puerta blanca con adornos dorados que se encontraba en un extremo de la habitación- Allí encontrarás una toalla y un conjunto de ropa, toma una ducha y luego podrás acompañarnos a desayunar, ten cuidado con tus heridas, la mayoría son recientes y podrían abrirse.

- G-gracias- Marcus no tenía idea de lo que pasaba, cuando se dio cuenta la mujer ya se estaba retirando de la habitación- ¿Podría decirme su nombre por favor?- esa vez logró hacer que su voz sonase más audible.

- Greta- con eso dicho, Greta se retiró y dejó a Marcus solo.

Se levantó de la cama e inspeccionó la habitación, era simple, pero a la vez elegante, tenía un escritorio con una lámpara y algunas plumas para escribir, a un lado de la cama estaba la mesita de noche, revisó el cajón y no había nada importante, solo un par de hojas y un libro que se le hacía vagamente conocido, sin tomarle importancia cerró el cajón y continuó paseando su mirada por aquella habitación, había un sofá con fundas de un tono entre verde y marrón, no muy apartado un estante con gran cantidad de libros, reconoció entre los títulos varios de fantasía y ciencia ficción, su mirada se desvió en ese momento hacia una de las paredes, no se había dado cuenta de que había un pequeño balcón que daba al patio trasero, a causa de que cortinas de tono oscuro lo tapaban dejando a la vista solo un pequeño haz de luz, se acercó al lugar y abrió las cortinas, se encontraba en un primer piso, el patio era extenso, parecía más bien que estaba en una finca, lejos de la ciudad, afuera no podía percibirse el sonido de los coches ni de las fábricas. Comenzó a alarmarse, ¿cómo había llegado allí? ¿Qué hacía lejos de casa?, las dudas lo asaltaron y al ver que no llegaba a una respuesta que lo satisficiera, se decidió por hacer lo que Greta le había indicado, se dirigió al baño, tomó una ducha y se colocó la ropa que había sido cuidadosamente colocada en un lugar a la vista, donde no pudiera mojarse.

Salió de la habitación un tanto temeroso por encontrarse en un lugar desconocido, apenas dio unos pasos cuando una mujer se le acercó, supuso que era una sirvienta debido a la ropa que llevaba puesta.

- Señor Marcus, lady Greta me solicitó que lo acompañase al comedor para comenzar el desayuno- La mujer no esperó una respuesta y le indicó con un gesto que la siguiera, a lo que él obedeció de forma silenciosa.

Aquella casona era demasiado grande para su gusto, pasaron a través de varias habitaciones hasta llegar a una finamente decorada, con grandes ventanales y en el centro una extensa mesa de forma rectangular, donde se veían únicamente dos figuras, la señora Greta que había conocido esa mañana y una joven de no más de dieciocho años, que, por alguna razón le recordaba a su madre, cabello negro, ojos color miel y piel morena, casi todo lo contrario a Greta que tenía el pelo castaño, ojos grises e inteligentes y su piel blanca cual porcelana, ambas conversaban amenamente cuando Marcus llegó a la habitación, Greta se paró y con un gesto hizo que la sirvienta se retirase.