Franco la empezó a zarandear.
—Dímelo, maldita sea...¡Dímelo!— Jennie notó en él un estado de demencia increíble.
¡Él estaba completamente loco!
—T-te... amo— habló con dificultad —Y no puedo... vivir sin ti— Franco sonrió y abrazó a Jennie, quién estaba soltando lagrimas.
—¡Lo sabía!— contestó él —Sabía que me amabas igual que yo... eres mía, ¡Solo mía!— se separó y la besó en los labios, Jennifer no le correspondió.
Franco se separó y volvió a su actitud horrible de siempre.
¡¿Cómo podía pasar de un estado de ánimo a otro totalmente distinto en cuestión de milisegundos?!
—Arréglate, que debemos irnos al colegio— él la volvió a besar en los labios para luego irse.
Jennie al estar sola se pasó su mano por el cabello para luego mirar la mesita y vio algo de polvo blanco, cerró los ojos con pesar pensando que de verdad se había asustado con Franco, ya que nunca lo había visto de esa forma y menos lo hubiera creído si no lo hubiese visto con sus propios ojos.
Quién podría pensar que Franco Lombardi, el chico "ejemplar" en todo se drogara, ella suspiró con pesar y se levantó para meterse en la ducha y luego ponerse el uniforme del instituto para bajar a desayunar.
***
—Jennifer— habló Vicky, su mamá, con enojo —Estaba a punto de ir a buscarte.
—¿No tienes otra cosa más interesante que hacer?— contestó la menor con el mismo enojo que su madre, la rubia la miró con sorpresa y soltó un suspiro.
—Desayuna rápido porque sino Franco te dejará aquí y llegaras tarde— le recomendó.
—Me da igual que me deje— volvió a hablar —O llegar tarde a clase, no me importa nada.
—¡Ya empiezas otra vez con tu rebeldía!— habló su madre sin creer lo que veía en su hija.
—¡¿Te has planteado que puede ser culpa tuya?!— gritó Jennie.
—¡Jennifer!— se metió Edward, la pareja de su mamá —Ya basta, trata mejor a tu madre.
—¡Tú no eres mi padre para decirme como debo tratar a mi madre ni a nadie!.
Todos ahí estaban asombrados, incluso Franco, que también estaba viendo la escena.
Le encantaba ver esa rebeldía.
—¡Jennifer!— la regaño su madre —Él tal vez no sea nadie para ti, pero yo soy tu madre y tengo todo el derecho de exigirte que trates mejor a mi pareja.
—Deberías de aprender de Franco— soltó su madre, ella la miró con ira.
¡Ella no sabía lo que decía! ¡Era un maldito loco abusador!.
Pero Jenn no podía soltar todo lo que sabía.
—Me voy— se rindió, no quería seguir discutiendo.
Tomó su mochila, miró la hora en su celular y suspiró...sin más salió de aquella casa.
Que ya no la sentía como un hogar.
—Fran, tenemos que irnos— dijo su hermana, él sonrió y se despidió amablemente de todos.
***
Era la hora del descanso en el instituto, Leo que era el amigo de la infancia de Jennifer, estaba en el patio con ella.—¿Me vas a decir que es lo que te pasa? Te he llamado y no me has atendido— dijo mirando a Jennie con seriedad.
—No me pasa nada— habló ella con indiferencia y suspiró.
—A esto me refiero— dijo Leo —Tú no sueles hablar con esa actitud, pareces deprimida y lo peor de todo es que aparentas que quieres alejarte de todos.
—Si me pasara algo es mi problema, no le tiene que importar a nadie— contestó harta.
¿Por qué nadie la podía entender?.
—Jennie— la miró con preocupación —Puedes decirme lo que te pasa, llevas más de dos días muy extraña— ella no dijo nada, no se animaba —Y no es normal que alejes de ti a las personas y menos a mí, que siempre cuando me ves te acercas a abrazarme, hoy me has visto y ni me miraste.
—No me gusta que se acerquen a mí, tampoco quiero que me toquen— confesó.
—Pero, Jennie-
—Si he venido aquí es para estar sola, no he pedido tu compañía— habló ella levantándose, ya que estaba sentada en el suelo al lado de su amigo, comiendo.
—¿No estás a gusto en la casa de los Lombardi?— Jennifer palideció, sintió escalofríos de solo recordar como Franco la tocaba —¿Te trata mal Edward? ¿O no te llevas bien con Ally o es Franco el que te hace algo?—
Jennie apretó los puños con fuerza, no era capaz de contestarle.
—¿Te ha hecho algo ese tipo?— Leo se levantó —¿Acaso él te molesta o algo así?.
—No— contestó Jennifer y cerró los ojos con lentitud para abrirlos de la misma manera —Sabes, me gustaría que me hicieras un favor.
—Claro, pídeme lo que quieras—dijo Leo.
—Sé que en tu casa estás solo— hizo una pausa —Tus padres están de viaje y tus hermanos en la universidad.
—¿Y eso qué?— dijo él sin entender.
—Necesito que me dejes ir a quedarme unos días a tu casa— contestó ella con seriedad.
—Aja...¿Y puedo saber por qué?.
—Quiero pensar, aclarar mis ideas y aclarar mi situación en la que estoy viviendo— dijo Jennifer —Será unos días, Leo.
—No estás a gusto donde vives— aclaró Leo, Jennie suspiró y le dio la espalda a su amigo.
—No— dijo Jennifer —No acepto que mi madre esté con otro hombre.
—Pero Jennie— se puso en frente de ella para verla a los ojos —Fuiste tú la que la animó para comenzar la relación.
—Lo sé— susurró —Pero ahora me he dado cuenta que estuve equivocada— se le empezaron a humedecer los ojos por lo que estaba diciendo —Por favor Leo, déjame quedarme en tu casa— él asintió con una sonrisa —Pero te pido que no le digas a nadie, ni siquiera a mi madre.
—¿Qué? ¿Enloqueciste o qué?.
—Por favor, hazme ese favor.
—De acuerdo, no diré nada sobre en donde estás— le contestó él y Jennie, sin poder evitarlo, lo abrazó.
—Gracias— susurró —Iré a la casa, buscaré algunas cosas y te espero en tu casa— se separó.
—Estaba enterado de que eran amigos, pero no sabía que se abrazaban— ambos miraron a la persona que había hablado
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Jennie Is Missing ©
RandomCasa nueva, vida nueva...¿No?, o eso es lo que pensaba Jennifer, tenía muchísimos planes para su vida, pero alguien se encargó de destruir todo poco a poco...incluyendo a Jennie. ¿Lo peor de todo? es que era su hermanastro.