Capítulo 1

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—Lan Zhan, ¿Cuánto me amas?

—Por Wei Ying cambiaría el mundo, para que la aceptaran tal como es.

— -¿Y tú? ¿Cuánto me amas, Wei Ying?

—Mi Lan Zhan, por ti quemaría este mundo y bailaría sobre sus cenizas, si alguien se atreviera a levantar un dedo contra ti.

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Había historias de dos poderosas inmortales que vagaban por el mundo. Algunos las llamaban brujas: mataban a hombres y robaban mujeres como sacrificios. Otros las llamaban sirenas: los pocos hombres que sobrevivieron a su encuentro dijeron que eran tan inquietantemente hermosas como su música, que atraían incluso a los cultivadores más poderosos hasta su fin.

Pero una vez, fueron la primer discípula de Yunmeng Jiang y la incomparable segunda jade Lan. Wei Wuxian era conocida por su lealtad a su secta y Lan Wangji era conocida por su obediencia a las reglas.

Lamentablemente, esas jóvenes doncellas prometedoras estaban muertas y se habían ido y dos fantasmas vagaban por la tierra con sus rostros. Al menos eso es lo que las sectas Jiang y Lan pretendían decir que les pasó.


—¿Es eso lo que realmente pasó A'Niang?

—Paciencia, mi Xiao-Hua. ¿Cómo sabrás si no me dejas terminar?


La gente tenía mucho que decir sobre estas misteriosas inmortales que abandonaron el mundo la una por la otra.

—Que potencial desperdiciado. Por eso no se deja que las mujeres lean, les da ideas—. El cultivador principal exclamó con disgusto, como si no estuviera aterrorizado por el día en que pudieran venir por su cabeza.

—Debemos cazar a esas brujas y mostrarles el lugar que les corresponde. ¿Podríamos llamarnos hombres si nos acobardamos ante sus nombres?— Gritó el arrogante heredero de la secta a una habitación llena de sus compañeros, como si no se estuviera orinando en los pantalones con las primeras notas de una flauta y un guqin.

—Gracias a Dios, nuestras esposas e hijas aún conocen su lugar—. Bromeó el granjero con su amigo, como si no tuvieran miedo de que se llevaran a sus mujeres. Entonces, ¿Quién se haría cargo de la casa?

Brujas, demonios, fantasmas o calamidades de la tierra, los hombres tenían varios nombres para las dos inmortales.

Las mujeres las llamaron "esperanza".

—Si pides ayuda, te protegerán—. La sirvienta le dijo a la esposa del líder de la secta mientras pintaba polvo blanco sobre otro hematoma.

—Si tenemos que correr, nos darán un hogar—. Dijo la hija del comerciante a su hermana el día de su matrimonio forzado.

—Si quieres justicia, lucharán por ti—. Exclamo la sanadora mientras le entregaba anticonceptivos a la doncella que lloraba desde la mansión del propietario.

Las mujeres nacen con mucha paciencia. Tienen que serlo, así es como sobreviven en el mundo de los hombres. Siglos de lavado de cerebro, estigma y miedo han obligado a las mujeres a guardar silencio, a obedecer.

Pero llega un momento en que una persona ha vivido con miedo durante tanto tiempo que se vuelve insensible a él, hasta que es reemplazado por la ira. Y no hay fuerza más poderosa que la rabia de una mujer que fue agraviada.

Una mujer nace con mucha paciencia, pero llega un momento en que esa paciencia se rompe y así nace una revolución. Todo lo que necesita son las brasas de la esperanza que convertirán la lucha en un infierno.

Las chispas de esta revolución las pusieron dos chicas que se atrevieron a enamorarse.

Dos jovencitas que cambiaron el mundo para estar juntas y destruirían todo a su paso para protegerse mutuamente.

Esta era la historia de la flauta negra en buscaba de venganza y la melodía silenciosa que sigue al caos. 

ɪᴍᴍᴏʀᴛᴀʟs ᴀᴛ ᴍᴀɢᴘɪᴇ ʙʀɪᴅɢᴇ |ʷᵃⁿᵍˣⁱᵃⁿ ᶠᵉᵐ [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora