Levanté la vista de mi teléfono y miré nuevamente el edificio que se encontraba a mi lado, sin duda, esta era la dirección que me habían dado. Suspiré y me giré para mirar a mi amiga, que había tenido la amabilidad de llevarme hasta el lugar.
─ Si es aquí, Soph.
─ ¿De verdad necesitas el trabajo May? Si necesitas ayuda…
─ Si lo necesito, y no, no te voy a pedir dinero, ya lo sabes.
Sophia frunció el ceño ante mi corte y murmuró algo que no llegué a entender.
─ De todas las ofertas que he encontrado…
Coloqué mi bolso entre mis brazos y volví la vista hacia el edificio. Era viejo, pero hasta desde aquí afuera se podía escuchar la música que provenía del local, la gente que salía de aquel sitio no parecía estar en sus mejores facultades.
Aunque el lugar y su gente no me daban buena espina, era lo mejor que había encontrado, y de verdad lo necesitaba.
─ …Esta es la mejor, Soph. Ellos me ofrecen dos veces más de lo que hago en la tienda en varios meses.
Volví a girarme hacia la chica, que ahora me miraba con cierta tristeza y preocupación.
─ No me mires así, ya sabes que esto es temporal, voy a ahorrar todo lo que pueda y luego buscaré algo mejor.
─ De acuerdo May.
Sophia se giró de nuevo hacia adelante y colocó las manos en el volante.
─ Una hora Maya, en una hora vuelvo a por ti.
Asentí y me bajé del coche, colgando mi bolso en el hombro, vi como Sophia se alejaba. Sabía perfectamente que ella también sentía lo que yo, este lugar era extraño, y definitivamente nada seguro.
Respiré profundamente varias veces y me dirigí hacia la puerta. El hombre con el que había hablado por teléfono me dijo que entrara al local, no por la puerta principal, sino la de atrás.
Una vez allí, me quedé parada delante de la puerta, que se encontraba cerrada, ¿ahora que tenía que hacer?, ¿entrar? ¿tocar? ¿esperar a que alguien saliese?Gracias al cielo, no tuve que esperar demasiado, justo cuando iba a dar un paso adelante, la puerta se abrió, y de dentro del local salió un hombre vestido de negro.
Se quedó parado cuando me vio, y frunció el ceño.
─ ¿Quién eres? ¿Y qué haces aquí atrás?
Las manos me temblaban, por lo que había escuchado y lo poco que podía ver sabía que él era un hombre grande, y ciertamente imponía mucho.
Demasiado.
─ Soy Maya Evans...me han dicho que pregunte por el señor Minasi, vengo por-
─ Ah... ¿Evans?
El hombre me interrumpió a mitad de la frase y dio un paso hacia delante, mientras que yo, instintivamente, di uno hacia atrás. Eso debió parecerle gracioso, porque soltó una carcajada al ver mi reacción. Y seguramente al verme muerta de miedo ante su presencia.
Antes de que pudiera decir algo más, escuché otra voz que provenía de dentro del local, el hombre también debió escucharla, porque al segundo se había girado y apartado de al lado de la entrada.
─ Por el amor de dios Aleis, no sé qué cojones estás haciendo, pero buscar a la chica y traerla dentro tampoco es tan complicado.
Justo al acabar la frase salió del lugar. Era un hombre grande, vestido de negro igual que el otro, sin embargo, este llevaba una camisa medio abierta, dejando ver algunos tatuajes. Era algo moreno de piel, tenía el cabello largo y oscuro, un poco alborotado.
Se paró en seco al verme allí, me miró de arriba a abajo lentamente. Sentía como la intensidad de su mirada me quemaba la piel y me desvestía poco a poco. Después de mostrar una pequeña sonrisa dirigió su mirada hacía el otro hombre.
─ Muy bien.
Le dio unas palmadas en el hombro, al que suponía que era Aleis, y se giró de nuevo dispuesto a entrar al local otra vez. Antes de que lo hiciera, me miró una última vez y me señaló con el dedo, seguidamente para señalar hacia dentro.
─ Tú, vamos.

ESTÁS LEYENDO
Rey De Corazones
Romance"De todos los acuarios que podías elegir... has decidido saltar al tanque de los tiburones."