Capítulo único

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𝙻𝚎𝚘𝚛𝚒𝚘 𝙿𝚊𝚕𝚊𝚍𝚒𝚔𝚗𝚒𝚐𝚑𝚝, 𝚞𝚗 𝚎𝚡𝚌𝚎𝚕𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚑𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝚍𝚎 𝚗𝚎𝚐𝚘𝚌𝚒𝚘𝚜, 𝚘𝚍𝚒𝚊 𝚕𝚊 𝙽𝚊𝚟𝚒𝚍𝚊𝚍.

Nadie lo entendía, aquel hombre de anteojos siempre estaba solo y con una expresión seria.

Viste elegante y es muy inteligente, la razón por la que su empresa siempre se mantiene a flote y avanza cada año como la primera en todo Japón. Un emprendedor muy respetado por todos los que lo conocen.

Sin embargo, se dice que nunca lo vieron sonreír y, si lo hacía, era al ver la cantidad de ganancias que tuvo su empresa o al reunirse con algún otro personaje importante en la línea de empresas millonarias.

Leorio tiene dinero, ama el dinero, vive por el dinero.

Él manda y trabaja para su propio beneficio en un lujoso edificio y taller de galletas.

Los trabajadores del lugar no se quejan; tienen un buen sueldo y su faena era moderada. Se sentían agradecidos con el joven, aunque también sentían lástima al ver como su jefe no sonreía a menudo ni tenía a alguien para amar. Así es, Leorio es un hombre soltero y sin compromiso.

Pero lo que ya es el colmo es que detesta la Navidad. Al Paladiknight le parece una festividad absurda que busca dejar a personas endeudadas.

Y es aquí donde todo comienza: el día diez de diciembre a las ocho en punto de la mañana.

Un joven de veintiséis años se acercaba, ocultando sus nervios, a la oficina de su jefe. Kurapika Kurta, un nuevo trabajador con gran potencial, iba a conversar y dar a conocer sus ideas con el hombre que le ofreció empleo.

Administrador y diseñador, el rubio tenía un buen lugar dentro de la empresa a la que había entrado tan sólo dos meses atrás. Sabía de los rumores que se decían del pelinegro, comprobó que era posible que de verdad esté pasando por una etapa de soledad y amargura. Bueno, el Kurta eliminó el enojo de su vida y quería demostrarle al azabache lo importante que era sonreír aunque sea un poco, pero no deseaba parecer muy interesado o preocupado por el hombre dos años mayor que él.

—Buenas tardes, soy Kurapika, el nuevo administrador... ¿Me permite pasar? —pidió detrás de la puerta, la espera no fue larga, ya que segundos después la voz de su jefe respondió la pregunta —. Adelante.

Entró con seguridad, encontrando al joven alto sentado en su escritorio con un lapicero en la mano mientras revisaba unos papeles con extrema concentración.

«Se exige demasiado» pensó con curiosidad, sujetando su portafolio con inquietud.

—¿Y bien? ¿Qué te trae a mi oficina, Kurapika? —preguntó alzando la mirada, impaciente.

—Quería presentarle una idea que tiene muchas probabilidades de ser un éxito, algo nuevo que será de agrado tanto para niños como para adultos —aseguró, causando intriga en el superior.

—Continúa.

El blondo inhaló y colocó su portafolio en el escritorio, abriendo este en la primera página frente al joven de lentes, habló —. Estaba pensando en cambiar la etiqueta de las galletas Oreo, una nueva imagen con la temática de Navidad sería un buen proyecto.

—No —pronunció antes de que el más bajo siguiera explicando su idea.

—¿Por qué no? —interrogó el contrario ofendido.

Galletas de Navidad┃LeorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora