Su mente nunca la había sorprendido tanto como cuando Warren entró a su vida. Llegó como los bebés no deseados llegan a la familia: Sin avisar.
Así que era obvio que no quiso adaptarse a él y lo que implicaba vivir juntos en ese maltrecho y pequeño lugar llamado su cabeza.
Y pese a todas las objeciones que tuvo al respecto, su hermana la llevó al psicólogo en cuanto vio que algo iba mal con ella. Nunca la perdonó por ello. Pero a medida que pasaron los años pudo darse cuenta de que lo hizo por su bien y dejó de verla con malos ojos cada vez que le pedía permiso para salir con sus amigos.
En las sesiones la obligaban a realizar algunos ejercicios con su alter, cosa que nunca le agradó ya que no se llevaba muy bien con 《él》 o como a él le gustaba llamarse a sí mismo: Warren.
La relación entre ellos era un poco como caminar por la cuerda floja, osea que todo iba bien hasta que uno de los dos la cagaba completamente.
Como cuando tenían peleas por quién iba tomar el cuerpo ese día. Siempre trataba de buscar la excusa de que ella era la dueña de su anatomía pero él le decía que ahora los dos eran los dueños y que tenían que compartir. Nunca pensó que llegaría haber un día en el que tendría que compartir su propio cuerpo con alguien más. Era subreal la manera en la que dejaba de ser consiente de su propia realidad para llegar a un lugar en donde solo reinaba la oscuridad.
Su psicólogo quién una semana antes le dijo que le podía llamar Daniel, le aconsejó ver algunos videos de casos de su trastorno, que quizás eso podría ayudarla.
Spoiler: No lo hizo.
Aunque algunas anécdotas le parecieron tiernas como por ejemplo el chico que tenía un alter de treinta años y que aseguraba ser su nuevo papá, y que su padre real detestaba por qué creía que le estaba quitando a su hijo. U otra de una chica que tenía un alter adolescente que le caía bastante bien y hasta se convirtió en su mejor amiga.
No pudo sacarse de la mente un relato que leyó sobre un hombre que aseguraba ser controlado por su Alter. Esto la asustó de sobremanera y le habló a su psicólogo sobre ese tema, pero él la tranquilizó diciéndole que eso era muy poco probable en su caso y le aconsejó que dejara de darle tanta importancia a esa clase de relatos.
Pero se dio cuenta de que Warren no era así, podría ser un grano en el culo algunas veces pero nunca intentaría sacarla del pequeño sistema que habían formado los dos.
Aunque si era muy bueno en sacarla de sus casillas, como por ejemplo ahora:
Por última vez en lo que cabe de esta semana Warren: NO VAMOS ADOPTAR A UN GATO.
¿Y a ver por qué no? Yo me encargaré de cuidarlo.
Nuestra situación económica en este momento nos obliga a vender nuestras propias obras para poder pagar el alquiler, ¿Y tú quieres que agrandemos nuestra familia para que se muera de hambre?
Pronto te vas a graduar, podrías conseguir un trabajo bien pagado y listo.
Estoy estudiando periodismo, no abogacía.
A los periodistas también se les paga bien, ¿Por qué no aceptas la propuesta de Ronan?
Por que sé que es solo una táctica para que salga con él y no gracias.
No tienes que salir con él sino quieres, dile que quieres trabajar en la editorial y si te dice algo pues le dices que no estás interesada.
La vida es tan fácil para ti, ¿Verdad?
Lo que pasa es que tú la haces complicada.
Bueno, tomaré tu consejo pero no vamos a tener un gato.
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El retrato
RomanceSara tiene TID Sara es pintora Sara no soporta a Warren Sara conoce el verdadero dolor con su pérdida.