𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐙𝐞𝐫𝐨

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"We had a happy start."

   El piso de su casa esta hecho un desastre, rastros de pedazos de vidrio regados y ese color Vinotinto esparcido por todos lados

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   El piso de su casa esta hecho un desastre, rastros de pedazos de vidrio regados y ese color Vinotinto esparcido por todos lados. Sin olvidar el detalle de que hay envoltorios de comida chatarra tirados junto con las migajas de las mismas, todo ese desorden parecía indicar que alguien no se encontraba del todo bien en ese momento y tuvo algún ataque de ansiedad si pretendía calmarse con comer o beber algo que lo pueda relajar. Por mas útil que sea tomar no le funciona del todo, quiso calmarse con la comida chatarra y lo pudo lograr, solo por momentos hasta que nuevamente sus sentidos se activaron.

   Acostado en su desordenada cama miraba al techo, intentando dejar pasar ese molesto dolor de cabeza como también, buscando no pensar en la rabieta que siente en ese momento. Si; aunque parezca estar en calma la mayoría de veces, haciendo creer que no hay ningún problema en absolutamente nada, y haga pensar a primera vista que nada le haga molestar. La realidad es que no es del todo así, una foto le hizo cambiar de ánimos, un rumor mas del montón pero que iba mas enserio. Quiere pensar que es solo una broma, una falsa información, una suposición errónea de lo que dicen. Claro que desea pensar en lo contrario a la prensa, siempre fue de ese modo, pero demonios, es imposible que un periodista se tome las molestias de editar una foto de su querido amigo junto con alguien mas haciendo ver que están dándose un beso.

   El dolor aumenta cada que recuerda la foto, incluso su celular tiene la pantalla rota tras haberlo tirado con fuerza al sucio piso. Exagera con la reacción, eso lo sabe, quiere calmarse. Busca la calma, con una pastilla u otra copa de vino le haría bien, si, como quisiera tener otra botella en su refrigerador. La ultima y única que le quedaba ya esta derramada en el suelo, fue un regalo, el mejor que recibió en navidad. No porque sea una simple botella de vino, la cual es su favorita, lo que hace especial ese simple regalo; es quien se lo dio.

   De milagro aquel dañado celular sonaba indicando una llamada, a duras penas se logra sentar en la cama, mirando el aparato que se encuentra en un rincón de la habitación. El tono de llamada sonaba mal y en apenas bajo volumen, no sabe quien lo estaría llamando y tampoco esta interesado en saberlo. Pero recuerda, que su compañero de club no pasa por un buen momento y debe vigilar que nada malo pueda pensar o pasar con lo que ya anda viviendo en su relacion ya inactiva. Se levanta de la cama dirigiéndose a dichoso rincón tomando el celular, la pantalla en glitch poco dejaba ver el nombre de la persona. Unos cuantos golpes fueron suficientes para que se acomodara un poco, dejando mostrar quien llama —. Y justo tienes que ser tu, ya no entenderé porque me sigo emocionando —. Da a la opción de rechazar la llamada, mirando la pantalla parpadeante y rota, viendo su reflejo. Su apariencia en esos momentos no es la mejor presentable, ojeras oscuras como profundas, una palidez que no le encuentra sentido y su cabello tan despeinado. Ver su apariencia, recordar quien lo llama, observar su ultima botella de vino en el suelo y sentir un amargo sabor de boca. Hace que su rabia regrese y como golpe final al pobre aparato tecnológico, lo arroja contra la pared, dando así, su final. Ahora si lo desea debe comprar un teléfono nuevo —. Darling, como me has desilusionado en dos días, y pensar que por años estuve creyendo que eras tan especial.

𝐃𝐀𝐑𝐋𝐈𝐍𝐆 ! ─── 𝗚𝗿𝗲𝗮𝘄𝗲𝗹𝗹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora