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13:00, el día a día


Un grito lo despertó.

El segundo lo hizo levantarse de la cama.

Y el tercero lo obligó a asomarse en el escalera.

La imagen era triste, dos personas que alguna vez juraron amor eterno, ahora estaban discutiendo a grito limpio en el interior de la casa. SeonWoo dobló sus piernas y las llevó a su pecho, oyendo con un nudo en la garganta como su padrastro gritaba algo sobre que ya no soportaba comer la misma comida todos los días.

"¡Entonces cocina tú!" le respondía su madre, tirando el paño de cocina al suelo, agotada de tanto gritar.

SeonWoo contó tres segundos y oyó como el primer escalón crujía bajo el peso de su padrastro, se levantó rápidamente del lugar en el que estaba y se metió a su habitación, cerrando con fuerza pero sin hacer ruido, para que creyeran que aún seguía dormido. Lo sintió caminar por el segundos piso, tirar cosas de los muebles, gruñir e insultar a su madre por lo bajo, incluso distinguió el sonido que producía la orina cuando caía al interior del wc.

Asqueado, tomó su celular y lo encendió, encontrando en la pantalla un hermoso mensaje:

"¡Buenos días, zorrito! Ahora estoy yendo a la universidad, llámame si quieres hacer algo en la tarde. Te amo"

Sonrió únicamente por lo agradecido que estaba de tener a JungWon en su vida, era como el rayo de luz que le permitía sonreír día a día, el arcoíris luego de la tormenta. Pensaba responder de inmediato, decirle que lo llamaría, porque necesitaba salir, pero el sonido de la escalera lo hicieron asomarse otra vez por la puerta. El segundo piso estaba vacío. Salió por completo y se posicionó en los dos últimos peldaños, asegurándose de que nadie lo viera, su padrastro estaba saliendo de la casa con un gran bolso en la mano, y su madre lloraba desesperada para que no se fuera.

SeonWoo sabía que aquello no iba a durar mucho tiempo, el cabo de una semana, él estaría de vuelta y el caos volvería a reinar en el lugar. No entendía como su madre podía soportar una vida así, quizás es cierto lo que dicen de que el amor es ciego y tonto.

Pero quien te ama no te humilla. Que triste que durante mucho tiempo se entendió al revés.

Volvió a su habitación, sintiéndose alegre de que padrastro no estuviera por la casa, se sacó la ropa con libertad y tomó una de sus toallas para darse una ducha, ahora podía dejar la puerta de su cuarto abierta, sin temor a que alguien mirara hacia adentro cuando él se estuviera vistiendo.

Pero la vida es cruel y se empeña en joderte la existencia una y otra vez.

No había pasado ni dos días y su padrastro estaba de vuelta en la casa, acostado en la cama sin hacer nada, frotándose la parte intima cada vez que salía una escena de sexo en la televisión, bebiendo como si el mundo se acaba mañana. SeonWoo contaba hasta tres e intentaba tomar el suficiente valor para salir de su habitación, pero el solo hecho de saber que se lo encontraría ahí, a tan solo unos metros de distancia –porque su padrastro nunca cerrada la puerta–, le producía el suficiente asco para que ni siquiera pudiera mover la manija aunque sea un centímetro.

—Vamos... sólo abre la puerta— susurro con la frente apoyada contra el trozo blanco de manera. —Abre la puerta y baja, no es tan difícil, ya lo has hecho otras veces.

Siempre se repetía lo mismo, todas las mañanas antes de bajar a desayunar, y todas las noches cuando quería volver a entrar a su habitación. Pero si él estaba ahí... todo su cuerpo dejaba de reaccionar, no tenía la fuerza suficiente para mover el pomo y bajar la escalera, aunque sólo estuviera a unos cuantos pasos.

—¡El almuerzo está listo!— grito su madre desde la cocina. SeonWoo gruñó bajito y maldijo su cobardía, no había podido bajar a ayudarla con la comida, no podía hacer nada, era como un ser sin voluntad propia, dependiendo siempre de sí su padrastro estaba o no presente.

Lo odiaba.

Pero tampoco tenía suficiente valor para acabar con él. Su madre jamás se lo perdonaría, mucho menos la justicia.

Lleno sus pulmones de aire y abrió la puerta por completo, acción de la que luego se arrepintió. Frente a él estaba su peor pesadilla, con los ojos un poco desorbitados, pantalones cortos y sin camisa, dejando a la vista su torso cubierto de vello —Pareces una niña— esa era una forma muy atractiva de saludarlo, sin duda. SeonWoo sabía que lo decía por el color de su cabello, se lo tinturo de rosa hace menos de dos semanas, y su padrastro no perdía la ocasión de decirle algún comentario fuera del lugar.

Trago grueso y le sostuvo la mirada, queriendo llorar cuando él bajó la vista hasta su entrepierna. Retrocedió un paso y chocó contra el marco de la puerta que seguía abierta, si él avanzaba un solo paso más, SeonWoo se encerraría en su habitación, no dejaría que lo toque ni de broma, sin embargo, sabía que su padrastro le ganaría en fuerza y altura, probamente ni siquiera tuviera oportunidad real de huir.

—Tenemos que bajar... —Intento decirle.

Recibió como respuesta un asentimiento de cabeza —Después de ti, niña—SeonWoo negó, cohibido, sabía que si se acercaba, su padrastro no retrocedería, obligándolo a rozar su asqueroso y obeso cuerpo para descender.

Tu madre debería ser la primera persona en creerte cuando cuantas que alguien abuso de ti, no importa si eres hombre o mujer.

Pero SeonWoo no corría esa suerte.

Escucho el primer escalón, y aunque nunca había tenido buena comunicación con su progenitora, se alegro enormemente de oír su voz —¿Qué hacen aquí parados? — les pregunto, llegando al segundo piso, iba ataviada con un delantal de cocina que le llegaba hasta las rodillas —La comida se va a enfriar. Bajemos— tomó la mano de su padrastro y descendió las escaleras con él. SeonWoo dejó escapar el aire y apretó la mandíbula, sintiendo la impotencia subir como un tormento por su pecho.

Sin tan solo pudiera hacer algo antes de que todo empeorará. Si tan solo tuviera el valor de huir y dejar todo atrás. Si tan solo no quisiera tanto a su madre como para dejarla sola... habría podido irse cuando JungWon se lo propuso.

Pero ella no quería dejar a su padrastro, y SeonWoo no quería dejarla a ella. Era un círculo vicioso, un tormento sin fin.

──𝐌𝐨𝐧𝐬𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora