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3:00, la hora gris

Cuando comenzó oír gritos, todo estaba oscuro, parecía una casa abandonada en mitad de la nada. Intentó encender el interruptor ara de su habitación e ir a ver que sucedía, pero alguien había cortado la luz, nada funcionaba, ni siquiera el alargador que había en el otro extremo de su pieza. Guiado por el pánico de no saber que ocurría, pego su oído a la puerta, por un segundo creyó que habían entrado a robar, pero aquello era un pensamiento bastante ingenuo teniendo en cuenta la clase de persona con la que vivían.

Su madre grito el nombre de su padrastro, pidiéndole con dolor que se detuviera. Su corazón de aceleró, y con manos trémulas, encendió la linterna de su celular, abriendo sin pensar la puerta, dando de lleno con un pasillo oscuro. Lo atravesó evitando mirar las escaleras, siempre que se levantaba a escuras para primas, el hueco de la escalera lograba darle más de un susto, imaginarlo –al igual que un niño–, que algo de otro mundo podía saltar por ahí y llevárselo.

De pronto ya no eran solo gritos, ahora sonaban como alaridos, y un olor parecido al hierro comenzó inundar el segundo piso. Algo se cayó dentro de la habitación, un insulto que pareció ser "puta" se dejó oír por sobre todo el escándalo. SeonWoo llegó hasta la puerta y movió la manija para poder entrar, pero estaba con seguro interior.

Angustiado y sin saber realmente qué hacer, arremetió dos veces con su cuerpo contra el trozo de madera, intentando que su padrastro se diera cuenta de que él ésta a ahí —¡Voy a llamar a la policía si no te detienes! —probablemente los vecinos ya lo habían hecho al escuchar los gritos de su madre, pero era lo único que se le ocurría, en su casa no tenían hachas, ni barras planas, ni nada que pudiera para realizar una entrada forzada. 

Por un segundo todo quedó en silencio, sentía su corazón latir fuertemente en sus oídos, tenía las manos temblorosas y sudorosas, ya ni siquiera lograba sujetar el celular con eficiencia, en cualquier momento se le caería al suelo, y tenía miedo de que eso pasara, porque quedaría a oscuras. Alguien comenzó a caminar en el interior, y bajo la adrenalina que inundaba su cuerpo, logró distinguir que si madre estaba suplicando. La puerta se abrió despacio, al igual que un película de terror, SeonWoo levantó su celular y apuntó directamente a la persona que poco a poco se debajo ver. Volvió a creer que era un robo, únicamente porque no reconoció –hasta segundos después– que la figura pertenecía a su padrastro, quien tenía la mitad del torso cubierto de sangre, un cuchillo carnicero en la mano y el rostro deformado producto de la ira.

—Hemos despertado a la niña, cariño — las palabras le salían atropelladas, siempre hablaba así cuando tenía alcohol en el sistema. A SeonWoo no le sorprendió el hecho de que estuviera ebrio, el frigorífico solía tener cerveza que comía real.

—Déjame entrar— le pidió, intentando que su voz no temblara —Tengo que ayudarla.

El celular seguía en su mano, si tan solo pudiera levantarlo para llamar a una ambulancia, sabía que esa sangre no era de su padrastro, pero quería creer que su madre aún podría salvarse.

—No hay nadie a quien ayudar — el avanzó un paso y SeonWoo retrocedió por instinto, estaba acostumbrado a eso, que si algún día llegaba a caerse de un barranco por ir retrocediendo a ciegas, no le sorprendería en lo más mínimo. Por el rabillo del ojo noto la escalera justo a su costado, su padrastro lo estaba alejando de la puerta, un solo movimiento en falso hacia adelante, y no saldría con vida.

<< Lo siento, mamá >>

Tan rápido como su cuerpo se lo permitía, dio media vuelta y comenzó a bar a toda velocidad por las escaleras, a unos metros de él podía escuchar a su padrastro despotricar cada cinco segundos mientras los escalones rechinaban bajo su obesidad.

Corrió por el living y choco sin querer contra la mesa, maldijo un par de veces y siguió corriendo hacia la cocina en busca de llaves, siempre solían estar colgadas al lado del frigorífico. Pero parecía que alguien había acondicionado del lugar para convertirlo en un matadero, las luces no funcionaban, y las llaves no aparecían por ninguna parte. Jadeando asustado, marcó el número del personal médico, dijo que había un persona herido y dio su dirección, rogando que llegarán lo más rápido posible. Corto cuando supo que su padrastro había llegado al primer piso, volcó la mesa e intentó colocarla en la barrera, aquello le dio tiempo suficiente para meterse dentro de la secadora de ropa, era el único escondite que se le ocurría en ese momento de desesperación.

Apretó los labios y rogó a que alguien lo estuviera escuchando para que el ayudara a pasar desapercibido ahí dentro, pero las lágrimas y la leve claustrofobia que sentía solo empeoraban sus posibilidades de supervivencia. —Wonnie— susurro con el celular pegado al oído cuando su novio contestó —Te amo.

—¿SeonWoo? ¿Qué sucede? ¿Dónde estás? —lo había despertado, la voz de JungWon estaba ronca y plagada de sueño, eran las 3:00 a. m después de todo.

—Te amo— volvió a repetir, viendo por el círculo de la secadora la figura de su padrastro, lo estaba buscando, y prontamente lo encontraría.

No se que sucede, pero quédate dónde estas, voy saliendo para tu casa.

<<Sólo necesito que sepas que te amo, Wonnie>>

Las sirenas se oían lejos, pero las luces estaban justo en el portón de su hogar, quizás se debía a que el ruido era amortiguado por las paredes de la secadora de ropa. Antes de que la puerta principal fuera derribada por la policía, el cuchillo atravesó la parte superior metálica de la secadora, tengo a justo frente sus ojos, un poco más hacia atrás y lograba enterarle al cráneo con destreza.

Un monstruo no siempre está debajo de tu cama, a veces esta sentado contigo en la mesa durante las comidas. Un monstruo no siempre es alguien que te golpea desaforadamente, a veces es alguien que cree siempre la razón y tu opinión denigra.

Una sonrisa esconde una mentira, una falsa promesa que nunca se cumplió.

No es fácil deshacerse de un monstruo, son criatura que se pegan a tu piel y te chupa hasta la ultima gota de sangre y energía. Incluso son capaces de quitarte la vida, y jamás tendrás un respuesta lógica para eso.

Fin

──𝐌𝐨𝐧𝐬𝐭𝐞𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora