— ¿donde se habrá metido? — murmuró para sus adentros.
beom se encontraba esperando a su novio, soobin, a que llegara con sus almuerzos para poder comer juntos.
sin embargo soobin no aparecía desde el primer recreo, en donde habían acordado comer juntos a la hora del almuerzo, pero no sería la primera vez que le hacía esto al más bajo, esta misma situación se repite con frecuencia y en cualquier momento.
— ¿ya comiste? — preguntó yeon acercándose a la mesa donde estaba sentado su pequeño amigo.
— um...aún no, estaba esperando a que soobin viniera con la comida, pero no sé dónde está — su vista viajaba en todas las direcciones del amplio comedor con la esperanza de ver a su novio llegar.
— ¿hace cuánto tendría que estar acá gyu?
— ya pasaron 15 minutos... — contestó cabizbajo, él sabía que ya no vendría.
— faltan 10 minutos para que acabe el recreo bebé...— suspiro preocupado, no podía dejarlo sin comer nada — cuídame la mochila, ya regreso — apoyó la mochila a un costado de su amigo y se dirigió lo más rápido a la cantina de la escuela.
compró dos sándwiches y una botella de agua que serían solo para beomgyu, ya que a él no le importa quedarse sin comer en todo el día siempre y cuando beom estuviera bien.
— toma — le extendió lo que había comprado segundos atrás — necesitas energía para estudiar.
el más bajo asintió y procedió a abrir uno de los sándwiches para poder comer de este.
— ¿quieres? — ofreció.
— nop gyu, los compré para que comas vos — tomó asiento a su lado — ¿por qué sigues confiando en él? es la tercera vez en la semana que te hace lo mismo.
beom lo miró por unos segundos para luego bajar su cabeza apenado, lo frustraban tanto estas situaciones, ¿acaso él no era tan divertido como sus amigos y por eso lo dejaba plantado?, se negaba a llorar en el comedor de la escuela, pero cada vez que pensaba en eso las emociones le ganaban.
— bebé no llores — yeon limpió las lágrimas que empezaban a correr por las mejillas del peli largo — ven, vamos a lavarte la carita.
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11:10 am
— ¡beom! — exclamó soobin intentando llamar la atención del más bajo que se encontraba guardando sus libros.
— hola soobin — respondió sin verlo.
— oye, me dijeron que te vieron de la mano de yeonjun yendo a los baños — reclamó.
el chico solo pudo mirarlo con el ceño fruncido y una mueca en sus labios, no podía creer que en vez de pedirle perdón por hacer lo que llorando le pidió que dejara de hacer y juró cambiar, le estuviera reprochando cosas.
— ¿me estás haciendo una ecena de celos? — cuarzó sus brazos — yeon solo me acompañó para poder lavarme la cara, ya que alguien me dejó plantado otra vez.
— mierda — susurró — lo olvidé por completo, pero mira, te juro que mañana almorzamos juntos y esta vez es de verdad.
— prometemelo, de otra forma no te creeré — beom extendió su dedo pequeño.
— lo prometo — hizo lo mismo para poder cerrar la promesa de meñique.
— ya prometiste, y sabes que no puedes romper una pinky promise — amenazó con dulzura haciendo que el más alto sonriera — me voy tengo clases, nos vemos a la salida — se despidieron con un pequeño beso para luego dirigirse a sus respectivos salones.
yeon se encontraba viéndolos desde detrás de un casillero, no podía creer que lo perdonara así como así, había visto llorar tantas veces al pequeño culpa de este, que no entendía como seguía con él.
si tan solo supiera que él podía hacerlo mejor, que daría lo que fuera por mostrarle todo el amor que le tiene, solo si le diera la oportunidad de ser el novio que beom se merece...
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